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Actualizado: 15 de junio de 2025


Se tapa y se deja cuatro días, teniendo cuidado de darle vueltas a menudo con una palita de madera; pasado ese tiempo, se embotella y tapa con buen corcho. JABÓN DE SEBO. Se pone en una caldera a propósito todo en frío: Agua 6 litros. Sebo de vaca 2 kilos. Sosa cáustica 1/2 Resina 1/2 Aceite de coco en pasta 50 gramos. Sal cristalina 5

Pero entre los quejidos de tórtola el viento volvía a bramar sacudiendo la enramada, volvía a rugir el huracán, estallaba el trueno y un sarcasmo cruel y grosero rasgaba el papel como el cielo negro un rayo. «¡Y por quién dejaba Ana la salvación del alma, la compañía de los santos y la amistad de un corazón fiel y confiado...! ¡por un don Juan de similor, por un elegantón de aldea, por un parisién de temporada, por un busto hermoso, por un Narciso estúpido, por un egoísta de yeso, por un alma que ni en el infierno la querrían de puro insustancial, sosa y hueca!...». «Pero ya comprendía él la causa de aquel amor; era la impura lascivia, se había enamorado de la carne fofa, y de menos todavía, de la ropa del sastre, de los primores de la planchadora, de la habilidad del zapatero, de la estampa del caballo, de las necedades de la fama, de los escándalos del libertino, del capricho, de la ociosidad, del polvo, del aire.... Hipócrita... hipócrita... lasciva, condenada sin remedio, por vil, por indigna, por embustera, por falsa, por...» y al llegar aquí era cuando furioso contra mismo, rasgaba aquellos papeles el Magistral, airado porque no sabía escribir de modo que insultara, que matara, que despedazara, sin insultar, sin matar, sin despedazar con las palabras. «Aquello no podía mandarse bajo un sobre a una mujer, por más que la mujer lo mereciera todo.

Tal vez era esto lo más profundo en la fe religiosa de Ana; creía en una atención directa, ostensible y singular de Dios a los actos de su vida, a su destino, a sus dolores y placeres; sin esta creencia no hubiera sabido resistir las contrariedades de una existencia triste, sosa, descaminada, inútil.

Me resultarían mil disgustos, mil complicaciones.... Aborrezco los escándalos. ¡Hombre, qué juventud tan sosa son ustedes! Parece mentira que habiendo visto lo que vimos.... No me conviene, lo dicho; me alegraré de que me destinen a cualquiera parte. Si me quedo aquí, es fácil.... Y después, ¿sabe usted lo que es esa Fábrica?

Esta casta de perdidas que en Francia tanto abunda, como si hubiera allí escuela para formarlas, apenas existe en España, donde son contadas... todavía, se entiende, porque ello al fin tiene que venir, como han venido los ferrocarriles... Pues digo que Fortunata no es de esas, no posee más educación que la cara bonita; por lo demás, es sosa, vulgar, no se le ocurre ninguna picardía de las que trastornan a los hombres; y en cuanto a formas... no hablo del cuerpo y talle... sigue tan tosca como cuando la conocí.

PARA LAVAR LA CABEZA. En un vaso de agua se pone una cucharada de bicarbonato de sosa y tres yemas de huevo batidas; se mezcla todo bien, y con ello se frota la cabeza en todas direcciones; luego se aclara varias veces con agua templada.

PARA LIMPIAR BRONCES. Se mezclan ocho partes de tiza con una parte de flor de azufre, pulverizados lo más finamente posible. Con un trapo de lana mojado en la mezcla se frotan los objetos de bronce y quedarán brillantes como el oro. PARA LIMPIAR EL MÁRMOL. Se ponen en una taza tres o cuatro cucharadas de agua, dos de sosa, una de piedra pómez pulverizada y una de tiza en polvo.

Los muchachos lo siguieron, y entonces pasó una cosa extraordinaria, una cosa realmente extraordinaria... Viéronle alejarse por los corredores con la punta del pañuelo blanco asomando indiscretamente por el bolsillo de los faldones del jaquet... Aquel trapo cómico hacía pensar que se hubiese subido apresurado los pantalones en algún gabinete higiénico, dejando fuera una punta de las faldas de la camisa... El trapo blanco se movía conforme caminaba, como una cola sainetesca... ¡Y nadie, ni Perico Sosa, nadie se rió!

PARA EL TOCADOR. Para hacer jabones colorantes, poniendo 10 por 100 de aceite de coco, otro 10 por 100 de sosa cáustica disuelta en 40 por 100 de agua. Se deja hervir una hora. Después de completa vaporificación se mezcla colofonia 15 por 100.

¡Asaúra!... ¡Malaje!... ¡Sosa! gritaban irónicamente los amigos, jaleándola con rítmicas palmadas. Se burlaban de su pesadez, pero admiraban con ojos de deseo la gallardía de su cuerpo. Y ella, orgullosa de su arte, tomando por elogios entusiastas estos gritos incomprensibles, seguía moviendo las caderas y elevaba los brazos como asas de ánfora en torno de su cabeza, con la mirada en alto.

Palabra del Dia

rigoleto

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