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Actualizado: 4 de junio de 2025
Pues vamos andando, hija del alma contestó, como distraído, a la insinuación de Nieves, sin dejar de mirarla con su único ojo, muy abierto, ni de pensar lo que pensaba . Te cae bien, bien de verdad, el atalaje ese que te pones por primera vez... ¡No, no, y llevar le llevas con una soltura!... ¡Canástoles con la chiquilla!... A ver, a ver por detrás... No te pares, no: sigue, sigue andando... ¡Mejor que mejor! ¡Canástoles con la criatura de antes de ayer!... A la calle ahora... Eso es... así se anda... como el sol y la luna... ¡Ajá!
Además, el molde era estrecho para encerrar la bella estatua, que amenazaba romperlo a cada instante, no precisamente con el volumen, sino más bien con la libertad y soltura de sus juveniles movimientos. No se desmentía en tan lucido ejemplar la raza del recio y fornido anciano, del padre que allí se estaba derecho, sin apartar de su hija los ojos.
Estaba más alta, un poco más gruesa, con el color menos pálido, la boca más risueña, los ojos no menos seductores y arrebatadores que los de su madre, célebres en toda la redondez de España, la voz más segura, sonora y grave, y el conjunto de su persona respirando firmeza, vida, soltura y nobleza. ¡Oh imagen tan perfecta vista como soñada! ¿Fue suerte o desgracia haberte conocido?
¡Oh, qué bien! ¿Ha conocido usted muchos predicadores que se expresen con esa elegancia, esa soltura, esa majestad, ese elevado tono, el cual nos sorprende y embelesa de tal modo que no podemos apartar la atención del orador, encantándose igualmente con su presencia y voz, la vista y el oído?
El duque le dictó una orden de soltura para el alcaide de la cárcel de villa, y otra para el alcalde de casa y corte, para que diese por nulo y destruyese todo lo que se había escrito é intentado contra los presos. Después de esto y de haber saludado humilde y profundamente al duque, el cocinero salió. Poco después, Montiño entraba triunfante en palacio con su mujer y su hija.
Mas en vez de las letras, comenzó a trazar con soltura la cabeza de una mujer. Primero el pelo partido en dos trenzas, después la frente estrecha y bonita, luego una nariz delicada, una boca pequeña, la barba admirablemente recortada unida a la garganta por una curva suave y elegante... Se parecía prodigiosamente a Venturita.
Alicia había unido á su moreno esplendor la ligera esbeltez, la soltura un poco amuchachada de su origen paterno. La princesa, ante la independencia de su carácter, creía verse también á sí misma cuando empezó á escandalizar á la corte imperial. Otro error. Ella había podido seguir los impulsos de su voluntad, sin miedo á los comentarios. Todo lo poseía.
Los que se van solos, abandonando a sus mujeres y familias, y lo mismo las indias que también se huyen solas, en cualesquiera parte que se establecen procuran, si pueden, casarse; luego es muy creíble que este desorden haya sido más frecuente en los años anteriores, por poco cuidado de los curas de españoles en las informaciones, o por testigos falsos que afirman la soltura; en los mismos pueblos se ha visto también este desorden.
Dijo con tal soltura y con tal aplomo estas palabras Cristóbal Cuero, que Montiño se desconcertó, dudó, vaciló y empezó á ver las cosas de distinto color. ¿Pero para qué se daban esos hechizos á su majestad? Oíd, señor Francisco: la mujer que tales hechizos toma, se vuelve lo más obediente del mundo para su marido.
Se había portado como un hombre y dejado el pabellón bien puesto en todos los terrenos... Con algo más de soltura hubiera querido él verle en lo de pura cortesía; pero bastante había hecho, sí, señor, bastante, para lo que era de temerse; ¡caray, si había hecho!
Palabra del Dia
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