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Actualizado: 7 de mayo de 2025
¡Cómo se conoce, ¿eh? que somos hijos del país!... insistió Melchor socarronamente. ¿Por qué? preguntaron Lorenzo y Ricardo. ¿Por qué? ¡Pues por el afán de quejarnos... «sin motivo»! Eso se explica y constituye una fuerza social, porque revela el deseo de alcanzar un mayor grado de progreso.
Al protestar, Julián se había incorporado, encendido de indignación, echando a un lado su mansedumbre y timidez congénita. Primitivo, de pie también, mas sin soltar a Perucho, miró al capellán fría y socarronamente, con el desdén de los tenaces por los que se exaltan un momento.
Como Aresti sonreía socarronamente, el hombrecillo pareció intimidarse ante su gesto. A ver: siga usted, señor Goicochea, dijo el doctor. Piense usted que ella tiene sus guiris, sus ches de pantalones rojos, prontos á disparar el fusil como en otros tiempos.
Después, con las frecuentes conversaciones, se había establecido entre ellos cierta intimidad. ¡El dinero! ¡Lo que costaba de ganar y lo necesario que era para la vida!... Y la «bella sombrerera», como la llamaba Isidro socarronamente, entornaba los ojos hablando de los sacrificios que impone el negocio; de lo triste que era abandonar su pisito de la Avenida de Ternes, donde todo estaba en orden y a punto para las necesidades de la vida, con el cuidado de una mujer que sabe dar valor a los pequeños objetos y colocarlos en su sitio.
Acaba con tus monerías, viejo cuervo dijo Kernok cuando hubo acabado de reír , y llévame a tu nido. Señor, no entiendo respondió temblando el desgraciado capitán. ¡Ah! es verdad dijo Kernok ; tú no entiendes el francés. Y como Kernok poseía de todas las lenguas vivientes justamente aquello que se relacionaba y era necesario a su profesión, repuso socarronamente: El dinero, compadre.
Batiste aguantó el disparo con calma, como hombre acostumbrado á tales discusiones, y sonrió socarronamente: Bueno: pos por ser tú, rebajaré poco. ¿Quieres ventisinco? El gitano extendió sus brazos con teatral indignación, retrocedió algunos pasos, se arañó la gorra de pelo ó hizo toda clase de extremos grotescos para expresar su asombro.
No hay la menor duda de que este Monarca fué también uno de los muchos adoradores de la bella María: en una copla burlesca, que cita la condesa d'Aulnoy, se dice muy clara y socarronamente: Un fraile y una corona, Un duque y un cartelista, Anduvieron en la lista De la bella Calderona.
Teulaí sonreía socarronamente. No había por qué asustarse. ¿No eran parientes? Se alegraba del encuentro; la acompañaría al pueblo, y por el camino hablarían de algunos asuntos. Avant, avant decía el hombrecillo.
Cinco años llevaba Desnoyers en la casa, cuando un día entró en el escritorio del amo con el aire brusco de los tímidos que adoptan una resolución. Don Julio, me marcho, y deseo que ajustemos cuentas. Madariaga le miró socarronamente. ¿Irse?... ¿por qué? Pero en vano repitió sus preguntas. El francés se atascaba en una serie de explicaciones incoherentes. «Me voy; debo irme.»
Dirigí una rápida mirada a Sarto, que se sonreía socarronamente, y resuelto a cumplir mi deber hasta el fin, en la posición que me había deparado la suerte, abracé a mi muy amado Miguel y le di un beso fraternal. No dudo que uno y otro nos alegramos de ver terminada aquella comedia.
Palabra del Dia
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