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Actualizado: 10 de junio de 2025


Poco importa que nosotros no sepamos en qué consiste la naturaleza íntima del ser sensible, ni aun de la materia; bástanos conocer propiedades que les son esenciales para poder inferir con toda seguridad, que pertenecen á órdenes totalmente distintos.

Iba cantando seguidillas, para entretener el trabajo del camino. Cuando llegaron a él, acababa de cantar una, que el primo tomó de memoria, que dicen que decía: A la guerra me lleva mi necesidad; si tuviera dineros, no fuera, en verdad. El primero que le habló fue don Quijote, diciéndole: -Muy a la ligera camina vuesa merced, señor galán. Y ¿adónde bueno? Sepamos, si es que gusta decirlo.

Otra de las particularidades de aquél era el tutear a todo el mundo, grandes y chicos, señoras y caballeros. ¡Yo! exclamó la dama. ¿Y por qué soy el perro del hortelano?... Sepamos. Pues decía Amalia que ni querías comerte la carne ni permitir que la coma D. Santos. ¡Vamos! ¿Quieres callarte, embustero? dijo la señora, medio irritada, medio risueña, dándole un pellizco.

8 ¿Oíste por ventura el secreto de Dios, que detienes en ti solo la sabiduría? 9 ¿Qué sabes que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros? 10 Entre nosotros también hay cano, también hay viejo, mayor en días que tu padre. 11 ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti? 12 ¿Por qué te enajena tu corazón, y por qué guiñan tus ojos,

Tenemos aquí un negociante.... ¿Y a quién los vendes? A las mujeres de por ahí, que van a la vila.... Sepamos, ¿a cómo te pagan? Dos cuartos por la ducia. Pues mira díjole Nucha cariñosamente , de aquí en adelante me los vas a vender a , que te pagaré otro tanto. Por lo bonito que eres no quiero reñirte ni enfadarme contigo. ¡Quiá! Vamos a ser muy amigotes y yo.

Porque desde el momento que había hablado con fray Antonio, parecía existir una curiosa conexión entre el secreto del cardenal fallecido y la iglesia de Roma. Es preciso averigüemos y sepamos lo que hay de verdad observó Reginaldo. Pero no debes permanecer más tiempo aquí. Se está poniendo demasiado frío para ti añadió, poniéndose de pie de un salto.

¿Nada más?... Nada más. Y decidme: ¿quién os dijo que don Rodrigo Calderón tenía ciertas cartas? ¿Qué cartas?... Cartas que comprometían... No os entiendo, señora. ¡Montiño, estáis comiendo el pan de su majestad!... Eso es muy cierto, señora... pero... suceden tales cosas, que no qué hacer... no qué decir... Pues es necesario que sepamos á qué atenernos...

Cuando llegó y dejó de nuevo el aparato sobre la mesa, los ojos se volvieron anhelantes hacia el jefe de la familia, quien, después de toser otras dos o tres veces, dijo solemnemente, dirigiéndose a su hijo Carlos: Carlitos, ten la bondad de desarmar el aparato, a fin de que sepamos, si es posible, dónde reside la falta.

5 Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar nuestro viaje que hacemos. 6 Y el sacerdote les respondió: Id en paz, que vuestro viaje que hacéis [es] delante del SE

En este punto creyó oportuno Torquemada intervenir, con esperanza de que sus discretas razones enderezaran el torcido intellectus del desdichado joven. «Mire usted, amigo Maximiliano, yo creo que todo lo que debemos saber sobre eso, ya nos lo han enseñado. Y lo que no, más vale que no lo sepamos... porque el mucho apurar las cosas le quita a uno la fe.

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