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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Hace mucho tiempo replicó Maurescamp jurando e irritándose a sí mismo con la violencia de su lenguaje ; hace mucho que me están ustedes provocando... que ambos me ultrajan... que me cubren de ridículo... eso va a concluir. Es usted un desgraciado loco dijo Juana con dulzura . Yo no tengo amante... pero sepamos... ¿qué es lo que quiere decir? ¿Ya a provocar en duelo al señor de Lerne?
Hojeda no se casa prosiguió la señora, por no abandonar su vida de solterón egoísta. ¿Quién le quita a él de dar su paseíto por la mañana en el Retiro, su sermoncito por la tarde en las Calatravas o en la Encarnación, sus toros o novillos los domingos, etc., etc.? Sepamos lo que está comprendido en esas etcéteras, D. Facundo manifestó el coronel. Hojeda le miró con ira, y no contestó.
Del manuscrito del Inventario debió tomar este relato el editor de la Diana, redactándolo más retóricamente, sin que sepamos los motivos que haya tenido Antonio de Villegas para no reclamar la paternidad de la historia.
Por eso me decidí a abrirte enteramente mi alma y a poner en tus manos fieles y seguras la vida de muchos hombres generosos... Yo soy muy débil, Ricardo mío; no soy más que una pobre niña incapaz de luchar ni de resistir... ¡No me abandones..., por Dios, no me abandones!... El joven presintió el peligro mucho más próximo y exclamó: ¡Acabemos de una vez, María, y sepamos de qué se trata!
Pero vamos, señor cura, sepamos de qué se trata dijo con alguna impaciencia Bonifacio, que lleno de remordimientos aquella mañana, sentía exacerbada su costumbre supersticiosa de temer siempre malas noticias en las inesperadas y que se anunciaban con misterio. Yo exijo... es decir... deseo... no por mí, sino por el secreto de la confesión... lo delicado del mensaje....
Así, un mancebo galante, cuando va por la calle en pos de una mujer, cuyo andar airoso y cuyo talle le entusiasman, y luego se adelanta, la mira el rostro, y ve que es vieja, o tuerta, o tiene hocico de mona. El hombre además sería un mueble si conociera la verdad, aunque la verdad fuese bonita. Se aquietarla en su posesión y goce y se volvería tonto. Mejores, pues, que sepamos pocas cosas.
¡Dichosa época! exclamó la Roubinet. Pero si no tenemos ya esas graciosas costumbres, sepamos acomodarnos, como decía Máximo del Camp, al tiempo en que vivimos; sólo en esto reside el gran arte de la vida. La falta de salud dijo la Fontane, llevando la conversación a su punto de partida, asusta también a muchos pretendientes. ¿Qué hacer de una mujer enferma?...
No quiero hablarte de su hijo, porque antes ya eludiste esta cuestión y además actualmente viaja por el extranjero. Tío, no es menester que le diga que, cualesquiera que sean las personas que me designe... Bien; pero sepamos antes si tienes que decirme algo contra las que acabo de citarte. ¡De ningún modo! Dios es sabedor de que después de usted son las que más merecen mi cariño.
Cuando hayamos determinado este punto tan esencial, y sepamos en qué mes cae esta noche de misericordia, si es en el Remadán o en el mes de Safer, habremos vencido a todos los doctores antiguos y a cuantos en nuestra edad siguen ciegamente sus sentencias y decretos.
¿De manera que no hay pesetas... ni duros... ni siquiera perras gordas?... Malo; eso no me gusta. Tal vez tenga razón éste, y las mujeres no sepamos na de na; pero yo digo que esto no me gusta. La monea es siempre monea, y los papelicos, papelicos. Y tras esta afirmación indiscutible, suspiraba resignadamente.
Palabra del Dia
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