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Actualizado: 14 de junio de 2025


En un santiamén recogió los naipes, y el capellán bajó, algo confuso de su espionaje involuntario, pero tan preocupado con lo que creía haber sorprendido, que ni se le ocurrió censurar el ejercicio de la hechicería. La bruja, empleando el tono humilde y servil de siempre, se apresuró a explicarle que aquello era mero pasatiempo, «por se reír un poco». Volvió Julián a su cuarto agitadísimo.

Sonrióse el fiel escudero, ofreció al barón escribirle en un santiamén cuantas cartas quisiese y poco tardó en quedar firmada y sellada la en que el caballero refería ligeramente los principales episodios de su viaje, el encuentro con los piratas, la desgraciada muerte del joven escudero Froilán de Roda, su presentación en la corte y cómo se proponía salir sin tardanza para Montaubán, donde el resto de la famosa Guardia Blanca de su mando entretenía sus ocios quemando y saqueando.

«En un santiamén se sienta la gente marina en el suelo á la mesa, dando la cabecera al Contramaestre. Uno echa las piernas atrás, otro los pies adelante; cuál se sienta en cuclillas y cuál recostado y de otras muchas maneras.

¡Hola, mon petit! gritó Simón con voz tonante, abriéndose paso en un santiamén y seguido del sonriente Tristán de Horla. ¿Qué pasa aquí? ¡Por el filo de mi espada! te advierto, Roger, que si vas á proteger á cuantos se hallen en apuro en esta tierra ya tienes tela cortada para rato.

El cielo os prospere si así lo hacéis, lindo señor, dijo ella sorprendida y encantada con aquella oferta; y en un santiamén le llevó y abrió el zurrón de Ferrus, admirando la prontitud y habilidad con que Roger manejó colores, paleta y pinceles y borrando el espantajo verde comenzó á pintar el fondo de la nueva muestra.

Pero ahí está Reno, que te lo dirá en un santiamén. No tal, dijo Reno bajando la espada. Desde entonces he tenido otras muchas cosas en que pensar y aunque me rompa la crisma no lo recordaré nunca. Creo que estábamos jugando á los dados. No, creo que fué cuestión de faldas. ¿Eh, Simón? Dados ó mujeres, creo que le andas cerca.

Procura no pasar por las iglesias donde está la imagen de San Pedro: el santo no es muy aficionado a gallos, y mucho menos a su canto. Huye también de ciertos hombres que hay en el mundo, llamados cocineros, los cuales son enemigos mortales nuestros y nos tuercen el cuello en un santiamén. Y ahora, hijo mío, Dios te guíe y San Rafael Bendito, que es abogado de los caminantes.

En hondas orzas vidriadas conserva la señora lomo de cerdo en adobo, cubierto de manteca; pajarillas, esto es, asaduras, riñones y bazo del mismo cuadrúpedo; y hasta morrillas, alcauciles, setas y espárragos trigueros y amargueros; todo ello tan bien dispuesto, que basta calentarlo en un santiamén para dar una opípara comida a cualquier huésped que llegue de improviso.

Era un ardor en la sangre, un hormigueo de voluntad, de impaciencia. Antes del primer canto del gallo, descorrió las mantas del lecho, y en un santiamén, con verdadera brevedad eclesiástica, hallose vestido.

Currito viene navaja en mano y puede escabechar a usted en un santiamén. Como es loco frenético no repara en nada. No es cobardía sino prudencia, escapar de ese forajido. »Ya te harás cargo Pepe de que yo no hice caso ninguno de aquellas medrosas exhortaciones. Me enredé la capa en el brazo izquierdo y saqué de la vaina una larga y recta espada de caballería que llevaba a prevención conmigo.

Palabra del Dia

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