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Arde Montoro, y La Torre, conducido vivo, va a ser pasado por las armas; pero un general francés, a quien poco antes había dado hospitalidad, intercede por él; es puesto en libertad, y aquel petit caporal de las guerrillas marcha a Sevilla y recibe de la Junta los galones de capitán de ejército.

lo has visto, Tristán, y sabes si es rico y mullido. Lo acomodé bien envuelto sobre una mula del vivandero y allá lo tengo en una venta cerca de Dunán, para el día en que me case. ¿Te acuerdas de la ventera, mon petit? preguntó á Roger, guiñándole el ojo. ¡Adelante! vocearon tres ó cuatro arqueros. Eso es, continuó el veterano.

Demas de esto será bien acordarse de lo que ya hemos dicho, es á saber, que el hombre sabe las cosas, ó por la ciencia, ó por la opinion. No puede el hombre errar quando tiene evidencia de las cosas que ha de juzgar, con que solamente el juicio ha de tener reglas para no preocuparse en las cosas que se alcanzan por opinion. Ciceron de Petit.

Encore un petit verre de cette médecine».... Y una copa mas iba á perderse en el mar interior de aquel estómago incombustible y agitado por las convulsiones de un vértigo incesante. Lo que refiero no es una invención, es la verdad, y yo mismo me aturdia al ver esas escenas singulares, incomprensibles en una mujer y sobre todo en una Francesa.

Lo de Doney y Giacosa, los puntos favoritos de reunión para los hombres, estaban atestados de ricos holgazanes tomando coktails, o ese agradable petit verre conocido en la vía Fornabuoni con el nombre de piccolo, mientras los canastos de los vendedores de flores transmitían un suave y agradable matiz al sombrío, severo y colosal palacio de Strozzi.

Esto podemos contestar á las páginas de Arago respecto á humanidad; en cuanto á los dicharachos puestos en boca de Petit, le recordaremos, que si hay islas de Saipan, también hay Geronas y Bailenes, y que si creía fácil tomarse la justicia, frente las playas de Marianas, no la encontraron tan fácil sus compatriotas frente los pechos de los zaragozanos.

Absorto quedó el joven escudero por un momento, pero muy pronto se inclinó y tocó ligeramente el hombro de Simón. ¿Quién va? exclamó el arquero levantándose de un salto. ¡Hola, mon petit! Creí que nos sorprendía el enemigo. ¿Qué me quieres? Llevóle Roger á la ventana y díjole lo que acababa de ver.

De todas maneras, figurándose con la abundante y poética fantasía que Dios le había dado, los rigodones en que había lucido garbo y talle, solía, en petit comité según decía terciar el manteo, colocar la teja debajo del brazo, levantar un poco la sotana y bailar unos solos muy pespunteados y conceptuosos, llenos de piruetas, genuflexiones y hasta trenzados.

Los alegres catapúsanes se llamaron saraos y hoy soarees con su buffet, sus emparedados, su ponche á la romana y hasta su Petit Journal ó su Correspondencia, que al día siguiente pregona que la bella señorita de tal estaba hecha una princesa, su mamá una reina y su papá un bajá de tres colas, que dando la majestuosa familia encantada de las letras, por más que saquen astillas del individuo que las escribe.

Subimos en mi cupé clarence y cenamos en el café de París soberbiamente... unas armoricains y un homard, que sólo ese Sempé es capaz de proporcionar en esta tierra imposible! ¡Qué mujer tan flirtante!... ¡Me llamaba Mon petit Pichonot! En este instante mi tío Ramón regresaba con Blanca del buffet. Comienza nuestro vals, señorita, y yo lo reclamo.