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Actualizado: 15 de septiembre de 2025
Con tales luchas se desarrolló y floreció el espíritu romántico-caballeresco de la Edad media, y á consecuencia de esto se suavizaron también las costumbres. La vida ruda, llevada hasta entonces, comenzó á ceder á las dulzuras de la civilización.
Y al sentirse empujada al descanso y a la dulzura, Carmen subía su sacrificada voluntad a la excelsitud del propósito encendido en su alma, y sus labios, plegados en muda queja, musitaban: Quiero ser santa..., quiero serlo. La miraba Salvador aquella tarde sin reproches ni desvíos, adivinando toda la tormenta ruda y callada de aquel inocente espíritu.
Su presencia en París, por lo mismo que era inexplicable para Desnoyers, daba á sus palabras una autoridad misteriosa. Pero las naciones se defenderán arguyó éste á su primo . No será tan fácil la victoria como crees. Sí, se defenderán. La lucha va á ser ruda. Parece que en los últimos años Francia se ha preocupado de su ejército.
Una mano ruda sujetó por un instante mi cabeza; un lienzo cubrió mis ojos; sentí mucha apretura en la garganta, y... desperté. El cuello de la camisa me estaba apretando de un modo extraordinario. No hice más que soltar el botón y quedé otra vez profundamente dormido.
Parecia un difunto que se tenia de pié. ¡Qué arte tan sábio es el amor! ¿Qué Rachel, qué actriz del mundo, hubiera corrido como corrió aquella mujer, hubiera dado aquel abrazo como aquella mujer lo dió, y hubiera arrancado á llorar como lloraba la infeliz campesina? ¿Ni qué Talma, ni que Latorre, hubiera bajado la cabeza, y dejado caer los brazos con la ruda y austera poesía con que lo hizo aquel pobre paleto? ¡Ah!
La higuera es también muy amiga de la ruda; el ciprés, de la avena; y así por este estilo podrían irse nombrando, si hiciera falta, muchas amistades y predilecciones de las plantas, que, como es natural, también tienen sus odios y sus desavenencias. ¿Quién contará, por otra parte, sus buenas y malas cualidades? Crea el lector que es empresa ardua, pero, con todo, intentaremos decir algo.
Tan pronto era: «¡Bah! Después de nosotros, el fin del mundo». O bien: «La próxima campaña debía ser ruda, el invierno frío, el vino malo»; y una multitud de otras gracias destinadas a endulzar los últimos momentos de los pobres piratas, que tenían el cuidado de abandonar una honorable existencia sin saber demasiado a dónde iban.
Después se frotó mucho las manos, murmurando: «Bien, bien; esta es la cosa». Era el movimiento inicial del obrero que se aligera las manos antes de empezar una ruda faena, o del cavador que se las escupe antes de coger la azada. Después dijo bruscamente y sonriendo: «¿Me permite usted echar un cigarrillo?».
Perdón respondió el pintor con su habitual sinceridad un poco ruda . Tiene usted un muy cumplido talento de aficionada. Sí, pero no es un talento que en rigor pudiera proporcionarme recursos para vivir. Podrá usted conseguirlo... pero para eso habrá que conceder más tiempo al estudio. ¡Más tiempo! murmuró Beatriz. Y precisamente al decir eso dio dos golpes la campana del castillo.
El balcón caía sobre un huerto del mismo ancho que aquella fachada de la casa, y muy poco más de largo, con sus correspondientes inclinaciones hacia ella y hacia el río; una docena de frutales en esqueleto; un cuadro de repollos medio podridos; algunas matas de ruda, de mejorana y de romero; un rosal vicioso y en barbecho lo demás; un muro viejo para cercarlo todo; y por encima del muro, surgiendo las moles de un negro anfiteatro de fragosos montes, que allá se andaban en altura con el peñón de la derecha, que formaba parte de él.
Palabra del Dia
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