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Actualizado: 23 de julio de 2025


Dejamos al gran gobernador enojado y mohíno con el labrador pintor y socarrón, el cual, industriado del mayordomo, y el mayordomo del duque, se burlaban de Sancho; pero él se las tenía tiesas a todos, maguera tonto, bronco y rollizo, y dijo a los que con él estaban, y al doctor Pedro Recio, que, como se acabó el secreto de la carta del duque, había vuelto a entrar en la sala: -Ahora verdaderamente que entiendo que los jueces y gobernadores deben de ser, o han de ser, de bronce, para no sentir las importunidades de los negociantes, que a todas horas y a todos tiempos quieren que los escuchen y despachen, atendiendo sólo a su negocio, venga lo que viniere; y si el pobre del juez no los escucha y despacha, o porque no puede o porque no es aquél el tiempo diputado para darles audiencia, luego les maldicen y murmuran, y les roen los huesos, y aun les deslindan los linajes.

Hagáis lo que hagáis, esos animales siempre mordisquean y roen; y lo mordisquean y lo roen todo, hasta la cofia del domingo, si está colgada a su alcance. Para ellos tanto da, que Dios los ayude. Es la dentición lo que los pone así, eso es. De modo que Eppie fue criada sin castigos, soportando en cambio el peso de sus fechorías su padre Silas.

Van como arrastrados de los cabellos a aprender la doctrina, y sólo el temor les hace llevar sus hijos a nuestras iglesias para recibir el bautismo. Pero, ansi que llegan a sus casas, les roen la mollera con un trozo de cacharro o el filo de un cuchillo, lavándoles en seguida prolijamente para quitalles hasta el último resto de la crisma sacramental.

Por mucho que me digas, mi imaginación de seguro ha ido todavía más allá. Hace ya tiempo que vivo resignado. que no puedo esperar otra cosa que ser tu amigo; pero, al menos, eso quiero serlo de verdad, quiero que no tengas otro mejor en el mundo... Cuéntame tus pesares, hija mía, que aunque yo no pueda hacer nada por aliviarlos, el pecho se desahoga y no roen tanto allá dentro.

Cuando les cae del sielo una peseta van al café, piden unas cañas y dan al moso un real de propina. An Barselona ningún moso puede tomar propina. ¿El café cuesta un real? Pues sa deja el real sobre el platillo y sa va... Esto de la propina lo tenía sobre el corazón. Era, en su concepto, uno de los vicios que roen el corazón de la sociedad contemporánea.

Mas por el pensamiento eres menos capaz de elevarte que por la acción, y ahora, al ver cuánto han conseguido por la acción los hombres de tu edad y de tu pueblo, aunque como español te enorgulleces, te acibaran el patriótico orgullo y te roen las entrañas la envidia de esos hombres y la contemplación de la obscura y estéril inercia en que has vivido.

Es el salón de Damas un atractivo más del hermoso edificio donde se reconcentra la animación termal; allí las señoras abonadas al Casino pueden refugiarse, sin temor a invasiones masculinas; allí están en su casa, y son reinas absolutas, tocan el piano, bordan, charlan, y a veces se deslizan hasta el lujo de un sorbete o de alguna confitura o bombón que roen con igual deleite que si fuesen ratoncillos sueltos en un armario de golosinas.

No digan luego, como suelen algunos, que valo yo, para q. aya q. inuidiar en mi? Es muy gran verdad: Nada: Tay soy: yo lo conozco. Pero es destino de mi Fortuna la Persecucion: Bien se vee, pues en tales cosas me roen: Enemigo que se ha de vencer huyendo, y huyrle los q. tienen corta la vida, y la ventura, y las esperanzas. A. Pz.

Lefranc, págs. 80 y siguientes. Heldenbuche ó Libro de los héroes, publicado hacia la mitad del siglo XV, por Gaspard de Roen, en donde se compilan muchas canciones heróicas alemanas, aunque casi todas considerablemente alteradas. V. á Ticknor, History of Spanish Literature, página 31, t. I. London, 1863.

Palabra del Dia

godella

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