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Actualizado: 4 de junio de 2025
Sabed, hermanos mios, que predica en esta ciudad de Jerusalen un varon justo llamado Jesus Nazareno: el cual obra muchas maravillas, resucita muertos, sana leprosos, da vista á ciegos, pies á cojos, libre uso de miembros á paralíticos.
Y después, en otoño, cuando una ráfaga pasaba sobre el árbol, caía casi entre sus brazos una lluvia de manzanas doradas. ¡Era una delicia aquello! ¡Qué de pensamientos acuden a la mente cuando se silba de ese modo! Cada nota despierta una nueva canción, cada tonada resucita nuevos recuerdos.
Salió el deseo de compás, y el paso de la imprudente virgen solicita por su gusto su muerte; ved qué historia: que a entrambos en un punto, ¡oh estraño caso!, los mata, los encubre y resucita una espada, un sepulcro, una memoria.
Conocemos la vida de aquel siglo, por los viajes de los extranjeros, que solían exagerar o mentir; por los documentos de los archivos, que hablan con seca y desabrida elocuencia; por el teatro, en que la imaginación es señora; por la novela picaresca, que sólo resucita tipos de una clase social; por los escritores, que siempre con sentido especialmente devoto, se complacían en censurar las costumbres, describiéndolas de paso; pero los pinceles tercos en esquivar toda representación de cosa vulgar y profana, nos dejaron poquísimos datos referentes a la manera de vivir, los trabajos, oficios, diversiones, casas, habitaciones, muebles y ropas de aquellos caballeros y soldados, clérigos y estudiantes, mercaderes y mendigos, damas y aventureras, cómicas y beatas, dueñas y criadas, cuyo abigarrado conjunto conocemos sólo moralmente, gracias a Cervantes y Quevedo, Tirso y Lope, Zabaleta y Salas Barbadillo, porque los pintores limitados a la representación convencional de lo sagrado despreciaban lo profano.
En vano intentó el príncipe hablar otra vez. Por esto huyo de ti; por eso no he contestado tus cartas. Tú no tienes la culpa; pero eres el remordimiento, y tu presencia resucita mi crimen... Además, me conozco; no soy mas que una pobre mujer, como quien dice la debilidad, la inconsciencia, el olvido.
Anda, loca, vente, vente. Levantose Pilar, decaída, muriéndose, y fue a cogerse del brazo de Miranda. Perico ofreció el suyo a Lucía, cuya robustez se había sobrepuesto ya el desfallecimiento momentáneo. Dudo que pueda mañana beber las aguas dijo Lucía a su acompañante . Estuvo hoy algo excitada... y ahora viene la reacción de cansancio.... ¿A que resucita, a que resucita si la dejo ir al Casino?
Nunca podré quererte... ¿Qué has hecho, Ulises? ¿qué has hecho para que te tenga horror?... Cuando estoy sola, lloro; mi tristeza es inmensa, pero admito mi desgracia con resignación, como una cosa lejana que fué inevitable... Así que oigo tus pasos y te veo entrar, resucita la verdad.
Al descansar ella las manos sobre sus hombros, había acabado por juntarlas, y poco á poco el joven se sintió aprisionado por unos brazos adorables. Algo se reanimó en su pensamiento, como una llama moribunda que resucita.
San Patricio, mientras tanto, resucita á Polonia; Egerio, admirado de este prodigio, pide á su autor que le haga ver el Purgatorio; San Patricio accede á este deseo, y se lleva al Rey á una caverna, desde la cual se ve al Purgatorio en lo hondo, y lo precipita desde aquí en el Infierno, cuyo suceso produce la conversión de la corte y la de toda Irlanda.
Sean cuales fueren los grados que alcance la civilización, lo trágico existirá siempre: el determinismo ha reemplazado sin ventaja, pero tampoco con mengua, la antigua teoría de la fatalidad; y Pablo Hervieu, fiel á las leyes inexorables del derecho y de la lógica, resucita, gracias al Código, la leyenda de Némesis.
Palabra del Dia
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