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Era en el fondo un muchacho excelente, tranquilo, amable, inofensivo: si había cometido aquella vileza fue solamente por instigación de la planchadora. A los pocos días, arrepentido sin duda, procuró hacer las paces con Miguel; éste, que no era rencoroso, le perdonó fácilmente y le aceptó por amigo: en poco tiempo llegaron a ser íntimos.

Guardó silencio obstinado, mirando fijamente a la copa de cerveza que tenía delante. Al fin, dijo con voz apagada: Nunca creyera a Isabel capaz de una acción tan fea. Entonces yo, entre compadecido y rencoroso, con la complacencia que sienten los desgraciados al encontrar otros como ellos, le dije: Amigo Villa, por lo mismo que le estimo a usted de veras, voy a darle un consejo franco y leal.

La venganza es pasión baja, innoble; el rencor, metido como un ascua en el alma, es un sentimiento producido por una ofensa a las mejores cualidades de nuestro espíritu. Y siendo éste bueno, será rencoroso, pero no vengativo, pues la propia idea de su figura moral, de su noble condición, le impedirá dar escape al rencor en venganza.

Bajaba los escalones, uno a uno, deteniéndose, apoyándose en el pasamano, y las lágrimas le caían gota a gota, sobre la falda negra; ese movimiento rencoroso de todo el que sufre, contra la indiferencia del mundo exterior, experimentólo la señora al ver el cielo tan puro y el sol tan brillante, cual si no tuvieran noticia de la desgracia ocurrida y de la más tremenda que se preparaba.

Lubimoff acabó por reir del tono rencoroso con que Alicia hablaba de estos placeres místicos de su madre. ¡Famosa doña Mercedes!... Y ella acabó por reir igualmente. Así fué gastando todas nuestras rentas, que eran enormes.

No la leeré replicó Jacques rechazando la mano de Calvat que le tendía la carta . ¡Sal de aquí al instante, y te prohibo que vuelvas jamás a poner los pies en mi casa! Ya me volverás a llamar, y como no soy rencoroso, volveré a tu primera palabra. Esa carta es de Pierrepont dirigida a tu mujer. Ahí te la dejo. La arrojó sobre la mesa y salió del taller.

Es ya cursi eso de amontonar trastos...» Supongo que encargará usted para su budoir algún cuadrito a Núñez dijo Tristán con sonrisa maliciosa. ¡Vamos, no sea usted rencoroso ni impertinente! replicó Elena dándole con la servilleta suavemente en la cara. Y la charla prosiguió viva y alegre.

A las causas generales que marchitan y secan en flor semejantes inclinaciones, debe agregarse en este caso la poca conformidad de los caracteres. Manolito, si bien de rostro expresivo y hasta hermoso, era travieso, ruidoso, pendenciero e insolente. Una buena cualidad se reconocía en él: la de no ser rencoroso. Marta era apacible, callada, firme, circunspecta y reservada.

A un alma muy amorosa y tierna le hiere una injusticia, una mala palabra, un concepto descortés, un acto egoísta, en una forma mucho más aguda que a los seres de sensibilidad normal. Y así su ternura y su exquisitez sentimental reaccionarán al punto violentamente en sordo rencor. No se confunda el rencor con la venganza; se puede ser rencoroso sin ser vengativo.

Junto a mi molino y quince leguas en redondo, cuando se habla de un hombre rencoroso y vengativo, suele decirse: «¡No te fíes de ese hombre, porque es como la mula del Papa, que te guarda la coz siete añosDurante mucho tiempo he estado investigando el origen de este proverbio, qué quería decir aquello de la mula pontificia y esa coz guardada siete años.