Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de mayo de 2025
También Ana miró al cielo muy de mañana, y sin poder remediarlo pensó ¡si lloviera! Lo deseaba y le remordía la conciencia de este deseo.
Pero, amigo, era su obligación: era pariente, era de los íntimos de la casa, de los que se quedaban a comer, y necesitaba hacer lo que los demás, correr, alborotar, y hasta dar pellizcos a las señoras, si a mano venía. Siempre se quedaba solo; si quería decir algo a la Regenta, a Visitación o a Edelmira, le dejaban las damas con la palabra en la boca, sin poder remediarlo, distraídas.
Los dependientes, libres de vigilancia, hacían lo que les daba la gana; el género desaparecía, sin dejar como recuerdo de su paso dinero en el cajón; las criadas robaban arriba, en las mismas narices de doña Teresa, aturdida por tan radicales cambios; pero allí estaba el amo para remediarlo todo, y por mucho que se despilfarrase, los cobros de diferencias a fin de mes eran tan exorbitantes, que empujaban vertiginosamente aquel barco falto de dirección y haciendo agua por todas partes.
¡Oh! ¡Si viera usted cuántos trabajos he pasado por todos estilos! Las travesuras de mi hija no me dejaban ni un ratito de sosiego. Luego, Dios nuestro señor quiso probarme con unos dolores tan fuertes de cabeza, que pensé volverme loca. Estos dolores me vinieron, sin duda, al ver que la fortuna ganada por mi pobrecito esposo se iba deshaciendo poco a poco y no podía hacer nada para remediarlo. Claro, a nosotras las mujeres nos engañan con mucha facilidad. ¿Qué sabía yo de administrar ni regir unos negocios tan complicados? Entonces fue cuando pedí auxilio a este bendito señor que usted tiene delante. Y en seguidita que él se puso al frente, las cosas cambiaron de golpe, y todo comenzó a ir como una seda.
Y más, más todavía, pensaba sin poder remediarlo, ella no debía, no podía querer; pero ser querida ¿por qué no? ¡Oh de qué manera tan terrible acababa aquel día que había tenido por feliz, aquel día en que se presentaba un compañero del alma, el Magistral, el confesor que le decía que era tan fácil la virtud!
¡Pícaro, qué bien me conoce usted! exclamó dándole un pellizco. Timoteo clavó en ella una mirada de besugo atónito. A usted no se le ha escapado el cariño con que siempre le he mirado. Es una debilidad, una manía; nunca he podido remediarlo. Mis hijas me tienen dicho un millón de veces: «¡Pero, mamá, no callas con Timoteo! ¿Y qué le voy a hacer, hijas mías?
Pero el que tiene un defecto físico o intelectual no hace gala de él, antes procura remediarlo; y el pobre que se resigna con su suerte y no busca hacerse rico, sea como sea, a las buenas o las malas, es un cobarde o un inútil, y no puede convertir su vileza en un mérito. Ojeda acogió con aspavientos de cómico terror estas palabras.
Sentía vergüenza y remordimiento viendo lo que sufría aquella mujer por haberse entregado a él. ¿Cómo remediarlo? Se sentía humillado; quería ser hombre fuerte, la mano enérgica que protege en el peligro a la mujer amada. Pero ¿sobre quién había de caer para defenderla?...
Pero no basta explicarlo; menester es remediarlo, dijo la lavandera. De ello trato añadió la Princesa y para ello conviene que al instante se manden hombres armados, que inspiren la mayor confianza, a todos los caminos y encrucijadas por donde puedan venir los correos que envió el Príncipe tártaro al Rey su padre, para consultarle sobre el caso del pájaro verde.
¿Querías que dejase pasar tan buena proporción de ser señora principal y millonada? ¿Tan mal me quieres, egoísta? No porque te quiero mal, sino porque te quiero á manta, lo siento y lo lloro. Y Tomasuelo lloraba en efecto. Anda, no llores, majadero. ¡Si vieses qué feo te pones! ¿Quién ha visto llorar á un hombrón como un castillo? Pero ¡si no puedo remediarlo!
Palabra del Dia
Otros Mirando