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Actualizado: 14 de junio de 2025


De todas suertes, ya la sermonearé bien para que le reciba a cajas destempladas, si él intentara... ¿Creerás una cosa? ¿Que esa mujer no me parece enteramente mala?». Podrá ser... Pero si usted hubiera visto la cara que me puso el otro día, una cara de rencor como usted no puede figurarse... Dice que después le pesó... ¡Bribona! exclamó Jacinta, frunciendo los labios y apretando los puños.

»¡Que Dios le reciba en su seno! dijo el prelado al moribundo. »Comenzó a recitar las oraciones de la Iglesia, a las que los asistentes contestaban, y después echó sobre su frente el óleo santo. »Un rayo de alegría brilló en los ojos del Conde, estrechó la mano de Teobaldo, me tendió la otra, y díjome con dulzura: »¡Perdóname!... »Y el cielo abriose para él.

Ciertamente necesito decirla vuestra resolución. Pues decidla, además, que prepare esta misma noche un aposento con lecho en su casa, y que cuando llame á su puerta uno que se nombrará sobrino mío, que le reciba, que yo respondo de los gastos.

Mi amigo miró con sorpresa al marido y a las hijas, como diciendo: ¿Qué le he hecho yo a esta señora para que me reciba de este modo? Pero lo mismo él que ellas, en vez de avergonzarse, levantaron los ojos al cielo, con un gesto de resignación que le sorprendió todavía más.

Hízose la desentendida a la llegada de los dos Pérez; y sólo cuando la saludaron desde la puerta, se volvió hacia ellos para contestarlos, pero sin separarse de la balaustrada. Dispénsenme les dijo , que les reciba con tanta confianza, porque en lo obscuro y al fresco, como estoy aquí, se me alivia mucho el dolor de cabeza.

Aquí no podemos menos de hacer la salvedad pues es de hacer, que el capitán de un pueblo cuenta en absoluto con todas las voluntades, así que no hay temor de que al señalar á fulana ó á mengana reciba un desaire.

A lo que íbamos, Nieves: hasta es posible que algunas de las visitas que reciba la diviertan a usted; pero diviértase con ellas o no, usted, el señor don Alejandro, y yo si les sirvo de alguna cosa, continuaremos trazando planes para hacer usted aquí la vida a su gusto, y hasta poniendo en planta la parte de ellos que no estorbe a la etiqueta obligada en estos tres o cuatro primeros días... Otra cosa y para gobierno de ustedes: en Villavieja se come a la española neta, de doce a una, y se cena de nueve a diez... Y a propósito de estos particulares: mi condición de viudo con casa abierta, me ha hecho entender un poco en los prosaicos menesteres de la vida.

Decid á su excelencia dijo que yo, mi majestad el bufón, le mando que me reciba y me oiga. Riéronse todos de la manera cómica con que el tío Manolillo dijo estas palabras, y uno de los oficiales contestó: No está su excelencia de humor para recibiros, tío. ¡Quién le mete al menguado en lo que no le importa! repuso gravemente el bufón ; diga al duque que Felipito mi amigo me envía.

Vais á entrar en el alcázar y á hacer de modo que doña Clara Soldevilla reciba esta orden sin que pueda saber de dónde viene. ¡Cómo! ¡Lo quiero! Haces mal. Lo quiero. ¡Y cuenta con que doña Clara pueda ni aun por indicios sospechar! ¡Haces mal! repitió el bufón, y tomó la orden y la guardó suspirando. Ni Dorotea ni el bufón hablaron una palabra hasta que la litera llegó á las puertas del alcázar.

De pronto apareció en la altura un bulto menor que los otros, con un farol de dos luces: éste era el monago de la campanilla, y hasta se le distinguía en la mano cuando la sacudía para que sonara. Entonces cayó de rodillas Mari Pepa que estaba delante de todos, y exclamó con voz entera, mientras se llenaban de lágrimas sus ojos: En gracia te reciba el alma que te desea.

Palabra del Dia

rigoleto

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