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Actualizado: 14 de junio de 2025
Suplico a vuestra M. reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran.
Ramiro observó adrede la pálida testa muerta de súbito y que, asida de los cabellos, fue mostrada hacia los cuatro lados de la plaza, en nombre del Rey. Entonces, con gesto amplio, magnífico, para que todos le vieran, quitose la gorra, exclamando: ¡Dios reciba tu alma, gran caballero! Dos alguaciles escucharon la frase. Uno de ellos quiso prenderle allí mismo; pero el otro le contuvo.
Un francés, que vino á España en el año de 1659, acompañando al mariscal de Grammont, enviado extraordinario de Luis XIV en la corte de Felipe IV, dice lo siguiente en su diario de este viaje, que después publicó: «Por lo que hace al teatro, en casi todas las ciudades hay compañías de cómicos, superiores á los nuestros, cuando se comparan unos y otros, aunque no haya ninguno que reciba sueldo del Rey.
31 Y luego vino Cusi, y dijo: Reciba nueva mi señor el rey, que hoy el SE
Esto no es un pecado, papá. ¿Quieres que reciba esas noticias dando brinquitos y batiendo las palmas? Pues te engañaría si hiciera eso. ¿Me quieres hipocritilla y mentirosa, o me quieres llana y a la buena de Dios? ¿Me has visto alguna vez más entusiasmada que ahora con tu sobrino?
Las sensaciones así de vista como de tacto, envuelven la continuidad: pues ni me es posible ver ni tocar, sin que reciba la impresion de objetos continuos, inmediatos los unos á los otros, coexistentes en su duracion y que á un mismo tiempo se me ofrecen como continuados unos con otros en el espacio. Sin esta continuidad, la multiplicidad no constituye la extension.
¡Ah! exclamó don Juan. Y esa mujer venturosa, porque tiene vuestro amor; esa mujer á quien únicamente debéis amar, esa será la que reciba, sin saber de quién lo recibe, este pliego cerrado; esa mujer será la que venga á abriros la puerta de vuestra prisión; esa mujer será, porque debe serlo, quien goce toda la alegría de recobraros, cuando os creía perdido, cuando se creía casi viuda. ¡Viuda!
Ya tendrá usted la prueba. Pero es importante que hable con la señora de Freneuse. El señor Marenval va á pedir que me reciba. Condúzcale usted y yo esperaré que me llamen. Entró en la pieza donde Marenval había interrogado tan largamente á Giraud acerca de Sorege, y el criado y Cipriano se encaminaron al salón en el que aquella madre desconsolada pasaba su existencia sin esperanza.
Conviene dejarle solo, dijo Tragomer. Tiene necesidad de entrar en posesión de sí mismo. La transición entre su aniquilamiento desesperado y la vuelta á la vida ha sido muy brusca. Mañana estará más tranquilo, sus ideas habrán entrado en orden y podremos interrogarle con fruto. Y ahora, Marenval, reciba usted mis felicitaciones.
No pasa un día sin que reciba docenas de visitantes secretos y de cartas anónimas, todas ellas comunicando supuestos asesinatos, en que, generalmente, se mencionan personas por quienes tienen algún motivo de antipatía. Dieciocho años al frente de este departamento pienso que me han enseñado a saber distinguir los casos que merecen ser investigados, y el de ustedes no lo es.
Palabra del Dia
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