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Actualizado: 14 de junio de 2025
10 Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 12 y ha visto en visión un varón llamado Ananías, que entra y le pone la mano encima, para que reciba la vista. 14 y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes de prender a todos los que invocan tu Nombre.
Con arreglo á este principio solia decirse tambien, que el entendimiento, antes de que el alma reciba las impresiones de los sentidos, es como una tabla rasa en la cual nada hay escrito: «sicut tabula rasa in qua nihil est scriptum.» Segun esta doctrina, todos nuestros conocimientos dimanaban de los sentidos; y á primera vista podria parecer, que el sistema de las escuelas era idéntico ó muy semejante al de Condillac.
El mismo día, el señor Le Bris escribía al señor de La Tour de Embleuse: «Señor duque: No me atrevo a llamarle a su lado. Cuando usted reciba esta carta, ya habrá dejado de existir. Cuide y consuele a la señora duquesa.» La carta de Mantoux y la promesa formal de la muerte de Germana llegaron el 12 de septiembre a poder de la señora Chermidy.
Pero bien sabe Dios que aqui me fuerza Pura necesidad, y esta reciba El cielo por disculpa de mi culpa. Ahora es tiempo, Aurelio, ahora puedes Asir á la ocasion por los cabellos, Mira quan blanda, dulce y amorosa La mora hermosa viene á tu mandado. Sale ZARA. Aurelio, solo estás? Y acompañado. De quién? De un amoroso pensamiento. Quién fue la causa?
Estas palabras sólo sirvieron para aumentar la cólera y la indignación de la condesa. ¿Cómo? exclamó , ¿os he entendido bien? ¿Perdón? ¿Pedís perdón para la loca? ¿Entonces le tenéis cariño? ¿Os asusta la idea de que reciba el justo castigo de su maldad? ¡Oh! ¡No, no, señora! Os pido perdón para mí.
Su intento es mostrar las falacias, y sofismas que usan los hombres para volver odioso á su contrario, para que siendo mirado con odio, nadie reciba su doctrina.
Cuando se reciba de licenciado, cásese con una muchacha rica y devota, trate de curar y cobrar bien; huya de toda cosa que tenga relacion con el estado general del país, oiga misa, confiésese y comulgue cuando lo hagan los demás, y verá usted como despues me lo agradecerá y yo lo veré si aun vivo.
He querido dar a usted parte de esta causa de celibato, más frecuente de lo que se cree. Nosotros, los hombres, somos con frecuencia tímidos. ¿Por qué no confesarlo? »Reciba usted, señora, el testimonio de mis respetos.
Sin embargo, el deber profesional me obliga a guardar silencio hasta haber recibido de París una respuesta. No puede tardar, y apenas la reciba me apresuraré a ponerla en su conocimiento. Demasiado conocemos esos medios dilatorios interrumpió Simón; hace ya dos años que se nos quiere engañar con promesas y aplazamientos.
Diógenes lanzó tal sollozo, que pareció romperse su pecho, como si le estallara el corazón dentro; crujió la cama a los violentos impulsos de su cuerpo, y agitando los brazos en alto, balbuceaba con la lengua cada vez más torpe: ¡Quiero!... ¡Quiero!... ¡Quiero confesar!... ¡María..., María!... ¿Oyes lo que dice la niña?... ¡Quiero confesar!... ¿Pero con quién..., con quién?... ¿Quién me confiesa a mí, Dios mío?... ¿Dónde hay espuerta tan sucia que reciba mis pecados?... ¡Soy un infame, un perverso!... ¡Me pesa, Dios mío, me pesa!...
Palabra del Dia
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