United States or Democratic Republic of the Congo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nuestro salón campestre, en una noche de baile, es una cosa encantadora; aquel conjunto de bellezas, así humanas como rústicas y de artificio; aquel enjambre de mujeres hechiceras, arrastrando el lujo y la vaporosidad de sus trajes y prendidos entre el otro lujo exuberante de la vegetación, á media noche, á la luz misteriosa que producen los destellos del gas quebrándose en el verde follaje de los árboles; los ecos de la invisible orquesta, el ambiente, la.... Vamos, que tiene aquello algo de fantástico que no se comprende bien á no contemplarlo.

Un millón de gracias por mi parte dijo entonces don Simón, un poco envanecido con semejantes lisonjas, y aun recelándose si sería él más popular de lo que creía. No las admito, señor mío contestó el mozo quebrándose a cortesías . Deseaba estrechar su mano de usted; acabo de verle pensativo y solo, y he elegido esta ocasión.... Y a propósito de cavilaciones, ¿va usted a hablar mañana, quizá?

Lucía dejó pender ambos brazos sobre los del sillón; sus dedos, aflojándose, soltaron la copa, que rodó al suelo, quebrándose con cristalino retintín en el bronce del guardafuego. Riose la niña de la fractura, y, entreabiertos los ojos y clavados en el techo, se sintió anonadada, invadida por un sopor, un recogimiento profundo de todo su ser.

Hanse visto desgracias en algunas que alborotaron con risa el concurso: ó quebrandose, y cayendo las figuras, ó parandose, y assiendose quando devian correr con mas velozidad.

Los cantos de los tomos parecían haces de aristas encendidas, cada hoja era una línea, y unas caían sobre otras, torciéndose, quebrándose, hasta romperse como gavillas abrasadas. Los pliegos sueltos ardían rápidamente consumidos a un solo embate de la llama, y en su lugar quedaba una película negra, ingrávida, escrita con caracteres de fuego, que se iban extinguiendo poco a poco.

El mantel adamascado, más terso que fino; los platos pesados, gruesos; de blanco mate con filete de oro; las servilletas en forma de tienda de campaña dentro de las copas grandes, la fila escalonada de las destinadas a los vinos; las conchas de porcelana que ostentaban rojos pimientos, cárdena lengua de escarlata, húmedas aceitunas, pepinillos rozagantes y otros entremeses; la gravedad aristocrática de las botellas de Burdeos, que guardaban su aromático licor como un secreto; los reflejos de la luz quebrándose en el vino y en las copas vacías y en los cubiertos relucientes de plata Meneses; el centro de mesa en que se erguía un ramillete de trapo con guardia de honor de dos floreros cilíndricos con pinturas chinescas, de cuya boca salían imitaciones groseras de no se sabía qué plantas, pero que a don Pompeyo le recordaban la cabellera rubia y estoposa de alguna miss de circo ecuestre; las cajas de cigarros, unas de madera olorosa, otras de latón; los talleres cursis y embarazosos cargados con aceite y vinagre y con más especias que un barco de Oriente...; todo contribuía a deslumbrar al buen ateo, que contemplaba sonriendo y fascinado el conjunto claro, alegre, fresco, vivo, lleno de promesas, de la mesa aún pulcra, correcta, intacta.

Los tibios rayos de la luna penetraban horizontalmente por las altas ventanas ogivales, quebrándose en las rejas de alambres y proyectando sobre el inmenso órgano y los arcos, relieves y concavidades de las naves un juego magnífico de sombras irregulares y cintas de luz pálida y suave.

Al salir de la ALJAFERÍA algunos que estaban armados para el torneo en un barbecho, principiaron á luchar quebrándose las lanzas y dándose tales golpes, que el Rey les mandó despartir. La comitiva iba por el órden que en las anteriores coronaciones, llevando desplegadas las banderas de Aragon y de Sicilia.

La luna alumbraba bastante, y la sombra del patriarca subía delante de él quebrándose en los peldaños y haciendo como unos dobleces que saltaban de escalón en escalón. El perro iba a su lado. No teniendo D. Francisco otro ser a quien fiar los pensamientos que abrumaban su cerebro, dijo así: Choto, ¿qué sucederá? El doctor Celipín

Aprovechó Narcisa aquel momento para darle con saña un empellón, y la niña fué a caer de rodillas cerca de una mesa, sobre la cual una lámpara vaciló, quebrándose. Es una loca dijo Narcisa, avenida de pronto con su madre en tranquila conversación. , una loca; hija de su padre había de ser repitió la señora.