Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de julio de 2025


Un puñado de oro, economizado sueldo a sueldo. ¿Un puñado de dinero? dijo la señora de Bruinsteen, riendo de incredulidad . ¿Pensáis que no cuántas acciones de la deuda del Estado y cuántos títulos de empréstitos encerráis allá arriba, en vuestra caja de hierro? Vamos, vamos, no os enojéis, mi buen Mathys, no os envidio de ningún modo vuestro tesoro.

El viejo, con tanta solemnidad como si fuese una reliquia, sacó de detrás de la puerta la joya de la casa: una escopeta de pistón que parecía un trabuco, y cuya culata apolillada acarició devotamente. La cargaría él, que entendería mejor a aquel amigo. Las temblorosas manos se rejuvenecían. ¡Allá va pólvora! Todo un puñado. De una cuerda de esparto sacaba los tacos.

Ahora bien, si esta práctica es una importacion de los árabes, ¿cómo suponer que estuviese en uso en tiempo de la reconquista, esto es, cuando ya apenas quedaba en Córdoba un puñado de mudéjares, y cuando el nuevo estilo occidental triunfante tenia mas proporcion de ostentar sus medios particulares? ¿No es mas natural y sencillo colegir que los cristianos mozárabes la aprendieron de sus dominadores, y la introdujeron en sus construcciones con todas las otras innovaciones de carácter oriental que tambien tomaron de ellos?

Pasaban de trescientos los juramentados para salir aquella noche, mas sólo acudió aquel puñado de valientes, y don César, dando prueba de lo que era, esto es, de caballero firme y bizarro, no tuvo inconveniente en acaudillarlos, esperando arrastrar con su ejemplo a los tímidos.

El primero es chupar los cuerpos enfermos, oficio propio de sus caciques y capitanes, que en su idioma llaman Iriabós, los cuales con este oficio se hacen mucho lugar entre los naturales, con harta ganancia, porque en vez de guisar la gallina y las otras viandas más exquisitas para el enfermo, se lo come todo el chupador, y al enfermo no le dan sino la ordinaria vianda de un puñado de maíz bien mal cocido; y si no lo quieren comer, no les da mucho cuidado, contentos con la respuesta del enfermo: ¿cómo he de comer si no tengo gana?

La menor, Amparito, dieciocho años; linda cabeza de bebé, boca graciosa, hoyuelos en la barba y las mejillas, un puñado de rizos sobre la frente y ojos que en vez de mirar parecían sonreír a todo, revelando el inmenso contento de ser joven y que la llamasen bonita.

Doña Carmen y su criada cuchicheaban a un extremo del vagón: Javier iba contando un puñado de monedas de plata; Clotilde, reclinada sobre un montón de almohadones, tenía impresas en el semblante las señales de un dolor intenso.

Es usted muy modesto... Eso prueba que aprecia usted menos que yo la existencia, que yo tengo la debilidad de querer conservar... Figúrese usted, señorita, que mi tío y yo estábamos cautivos de una tribu de tuaregs... ¿Conoce usted a esa gente?... mucho color local... pero de relaciones poco sociables... Afortunadamente, el capitán, de vuelta de una expedición al Sur, supo por sus emisarios nuestra triste posición, y, sin importarle nuestra nacionalidad, lo que fue enteramente amable, consiguió librarnos con un puñado de bravos y nos ofreció una hospitalidad... francesa en su blockhaus.

Acepté ya el destino, y no me parece conveniente rehusarle ahora. Tiene usted razón. ¡Bien! ¡Bien! Abrió el cajón de la mesa, sacó un puñado de monedas, me hizo la cuenta, a tanto por día, como a un criado, y me dió unos cuantos duros. ¡Triste condición la del pobre! pensé. ¡Triste condición la de quién está obligado a servir a otro!

Por esto, rabioso y desesperado, anhelaba batirse en función campal, seguro de su destreza y costumbre de guerrear; y lamentando la estupefacción del General en Jefe, exclamaba: «Demos una batalla, y, aunque muera la mitad del ejército, la otra mitad conquistará un charco en que beber y un puñado de trigo seco que llevar a la boca

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando