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Actualizado: 21 de junio de 2025
D. Agustín Durán poseía una comedia manuscrita de Belmonte, titulada El acierto en el engaño y robador de su honra, fecha en diciembre de 1641. De la licencia que la acompaña, resulta que se prohibió al principio por indecente, y que se alzó después esa prohibición. Hijos ilustres de Madrid, por Baena. Lope, Laurel de Apolo. Hijos ilustres de Madrid.
Su padre lo quería hacer abogado, y le prohibió tocar un instrumento; pero el niño se procuró a escondidas un clavicordio mudo, y pasaba las noches tocando a oscuras en las teclas sin sonido. El duque de Sajonia Weissenfels logró, a fuerza de ruegos, que el padre permitiera aprender la música a aquel genio perseverante, y a los dieciséis Haendel había puesto en música el Almira.
Pruebas he dado yo de no serlo. Pero hay una cosa, observó el secretario; hace cuatro meses, cuando se prohibió el uso de las armas, se les ha asegurado á los importadores estrangeros que las de salon serían permitidas. Su Excelencia frunció las cejas. Pero la cosa tiene arreglo, dijo Simoun. ¿Cómo? Sencillamente.
Un decreto del Parlamento prohibió en el año de 1547 las representaciones religiosas de la confrérie de la Passion; disolvióse en el de 1547 la hermandad de la Bazoche; y si bien este linaje de composiciones religiosas duró todavía algún tiempo, y aún quedan hoy ciertos vestigios de ellas , puede afirmarse que desde fines del siglo XVI perdieron en general su importancia, y comenzaron á decaer en todos los paises de Europa, menos en uno.
Arreglado el salón al gusto de los más flamantes modelos, redactóse una constitución fundamental; elevóse, según ella, á doce el número de bailes en cada verano, y el de los de compromiso para cada socio, y la cuota de éstos á dos duros por cada uno de aquéllos, y se prohibió la entrada en el salón, en noches de fiesta, á toda persona del pueblo que se hubiese negado á ser suscriptor.
Su madre le prohibió que tomara la flor, porque las flores de los muertos traen desgracia... Las flores de Lita imploró todavía Ramón, a mí no pueden traerme desgracia, sino hacerme bueno, porque ella es como mi ángel de la guardia... No importa, hijo mío concluyó su madre. Las flores de los muertos son para los muertos.
Dejándose ir, pues, por pendiente tan resbaladiza, las muchachas pobres que se ponen muy majas dan con facilidad en busconas. «Bien lo comprendió así dijo el padre la sabia y gloriosa reina doña Isabel la Católica, cuando se indignó al ver en unas fiestas que hubo en Segovia a ciertas aventureras vestidas de seda, y prohibió el uso de la seda a las que no fuesen hidalgas y ricashembras, lo cual fue providencia discretísima y moralizadora.»
Juan le había visto, demacrado y débil; su estado llegó a ser tan alarmante que el Duque llamó al castillo a un médico de Estrelsau, el cual examinó al Rey, salió del calabozo pálido y temblando y rogó a Miguel que le permitiese volver a la capital y no mezclarse más en el asunto; pero Miguel se lo prohibió, anunciándole que quedaba preso con el Rey y que respondía de la vida de éste hasta el día en que el Duque quisiera quitársela.
¿Por qué me llamáis hospiciana? exclamó la inocente pugnando para no llorar. Lo voy a decir a mi madrina. ¡Alza; corre a decírselo! replicó Concha empujándola a la puerta. Desde entonces no se le dio otro nombre entre la servidumbre. Amalia prohibió que la llevasen por la noche al salón. El conde, que ya no veía a su hija mas que este momento, pidió explicaciones.
Doña Carmen, que había autorizado los amores de la señorita Julia con D. Javier, prohibió naturalmente que éste entrase en la casa durante su ausencia, y ella, más buena que el pan, para evitar toda clase de habladurías, pidió a su novio que se marchara también de Madrid durante el verano.
Palabra del Dia
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