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Actualizado: 1 de octubre de 2025
Quintín Porras, no le venía mal el apellido poseía el don de penetrar con la mirada en lo más hondo de la conciencia ajena. Caía en ella como el buzo en el mar, como buzo que se sumerge hasta apoderarse de la concha. La asía, no la soltaba, y salía luego a flote, pregonando su victoria. Sin pararse en pelillos descubría el secreto sorprendido, haciendo de él fisga y chacota.
Acerca de los primeros conocemos un mandamiento de la Ciudad á su mayordomo Fernan Ruiz de Porras para que pagase «a Alonso Rodriguez maestro mayor de la Santa Iglesia desta çibdad o a quien su poder oviese 15000 mrs. que nos acordamos en el dho cabildo dele mandar dar e librar y el ha de a ver por el trabajo que puso en el fazer de los arcos e otras cosas que se fisieron por el recibimiento del rey nuestro señor por su venida que agora vino a esta çibdad ... etc. 3 de Enero de 1509.
Durante la campaña fallecieron 31, cifra enorme, que pasa del 20 por 100. Anota Porras que el velamen de la carabela era: 2 velas maestras del árbol mayor con una boneta. 1 vela maestra de trinquete con una boneta. 1 vela de mesana. 1 vela de gavia. El sueldo mensual de la gente de mar era : Un Capitán 2.500 maravedís. Un piloto 2.000 Un marinero 830 Un grumete 730 Un paje 530
Las de los indios, siguen á sus maridos armadas con porras, varas, y algunas veces espadas, para desbaratar y robar cuanto encuentran en las casas, como vestidos, utensilios domesticos, &a. y cargadas con su presa, se retiran lo mas presto que pueden, sin pararse de dia ni de noche, hasta hallarse á gran distancia, y fuera del peligro de ser alcanzados por sus enemigos.
Cristóbal Santiago Ortiz, Valdés, Sánchez, Pedro Cebrián, Melchor de León, Porras, Santander, Miguel Ramírez, Cristóbal, Cintor, Jerónimo López, Juana de Villalba, Micaela de Luján, Ana Muñoz, Jerónima de Burgos, Polonia Pérez, María de los Angeles y María de Morales.
Formóse rápidamente el proceso, con todos los requisitos de la ley inquisitorial; mas como Sumeño de Porras negábase en absoluto á confesarse autor de los crímenes que se le acusaban, fué sometido á cruel tortura en diversas ocasiones, pero, aunque nada dijo, túvosele por convicto y fué condenado á salir en auto público de fe y llevado luego al Prado de San Sebastián, en donde había de ser quemado vivo.
Del cuarto y último viaje del Almirante en 1502 hay rol completo, que formó el contador Diego de Porras y se conserva . Colón eligió cuatro navíos de gavia cuales convenía á su propósito de reconocer costas y bajíos; el mayor no excedía de 70 toneles ni el menor de 50 bajaba.
Doña Rita salió de la sala disparando este último y envenenado flechazo, y dio un fuerte golpe a la puerta para hacerlo aún más profundo. El cura se quedó solo, desahogando su enojo con un sin fin de ¡porras! y ¡barajas! proferidas en el tono más cavernoso que halló en las concavidades de sus registros vocales.
Si era lo primero, luego saltaba el abogado, que se decía muy fuerte en tales asuntos, y allí era aquello de citar autores y el oponer razones que Porras desbarataba de un soplo. Solían ser de aquellas que algunos llaman de «porque si», y había que oír al escribano.
No olvido ni olvidaré jamás que cierto día, en el despacho de Castro Pérez, recibí una buena cantidad en metálico; conté y volví a contar las monedas, las revisé con el mayor cuidado, y estaban completas. Contólas después el jurisperito, y le faltó una. No tardó en salir trémulo y colérico. ¡Aquí falta dinero!... prorrumpió en voz alta, delante de Porras y Linares.
Palabra del Dia
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