United States or Guadeloupe ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Por qué no, si la voz que me advertía era dulce y el corazón tierno? Pues yo pido que me dejen morir con la ilusión de la vida. Y yo exclamé pido que deje usted a un lado esos crespones fúnebres y esos trágicos deseos para gozar en paz de su juventud y de la fiesta de esta hermosa noche que nos ofrece la benévola Naturaleza...

Usted, que ha merecido ser amado por ella, debe ser el mejor de los hombres. Antes de dejar estos lugares, que ya no volveré a ver nunca, antes de que la expiación se cumpla, pido a usted como una gracia que me diga una palabra. Piense usted que voy a morir pronto. La última palabra pronunciada por ella fue de perdón: me pidió que la perdonara ¡yo, que la había muerto!

Trátala como a una flor, y así como yo procuro rodearla de una atmósfera templada, rodéala también de un amor suave y sereno. Ya se me alcanza lo difícil que es esto para un hombre joven y fogoso como ; pero considera que en lo que te pido va su propia vida y que, si vuelve a repetirse la crisis, ya no respondo de nada.

No faltan árboles allá en el bosque, pero no tenemos tiempo que perder. Anda, Lobato, saca esa espada y córtale la cabeza al canalla, como sabes hacerlo. ¡Por favor, concededme una gracia que os pido! suplicó el sentenciado dando diente con diente. ¿Qué es ello? preguntó el magistrado. Antes confesaré mi crimen.

O ¿quien podrá acertar, que estoy enseñado A tratar de tristezas y lamento, Y poco de placeres he gustado? Pues esto de la guerra hago á tiento, Que menos de las armas he probado: A vos, Señor, favor pido y demando, Que vuestra ayuda sola voy buscando.

Sin inmutarse, continuó el enano: Los viejos conocemos a los jóvenes mejor que ellos se conocen. Y repitió: Yo, Bob el enano, por qué estás triste, Cristela... Cristela se encogió de hombros, como diciendo: «Pues si usted lo sabe, guárdeselo para usted. No le pido yo que me lo diga

Váyase usted, por Dios, yo se lo ruego, se lo pido por Dios y todos los santos. ¿Irme sin ti? Eso no puede ser. Jamás consentiré yo en salir con usted exclamó la joven con resolución. Pero si tarda un momento más en marcharse, le odiaré toda mi vida. Váyase usted, por piedad. Y si me voy, ¿qué va á ser de ti, pobrecilla? dijo Bozmediano con melancolía.

Y subida en el estribo, agarrándose a la capota, siguió gritando; ¡Muchachas, por lo que más queráis en el mundo sus pido que no les hagáis daño! Ellas no tién la culpa. ¿Sabéis quién es ésta, la guapa, la más joven, la que paece la Virgen de la Paloma?

La dije: Te he perdido, he querido perderte: siento que mi culpa es irreparable. ¡Pero si supieras lo que pasa dentro de ! Te pido por favor que no me abandones en este momento en que todo se derrumba en torno mío. Más tarde harás lo que quieras... Ese mismo día, el día de la tempestad había hablado usted también. Estrechada entre nuestras dos pasiones, resolvió morir.

Así fue que rogó a su padre, con lágrimas en los ojos y sollozos en la voz: No me vuelvas a sacar a pasear hasta que termine la colcha celeste, papá... ¡ buenito, papá!... ¡Te lo pido por Dios y por la Virgen, papá!... Para tranquilizar a la pobre mártir exaltada y no perjudicar el buen efecto del paseo, tuvo que prometérselo así su padre... El día siguiente era el octavo día.