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Actualizado: 25 de julio de 2025


Al contrario, cuantos más esfuerzos hacía para adquirir aplomo y desembarazo delante de ella, mejor se mostraba la emoción que le embargaba. Al principio la hablaba con cierta serenidad, se autorizaba alguna bromita o frase ingeniosa; después esta serenidad se fué perdiendo, las bromas cesaron. No se podía acercar a ella sin turbarse, no podía darle la mano sin un leve temblor.

La ciencia de los zahoríes, perdiendo hoy su carácter poético y sobrehumano, ha llegado a trasformarse en la Estadística, disciplina auxiliar de la Economía Política, con respecto a la cual, viene a ser lo que es la Anatomía con respecto a la Fisiología.

Si una imprudencia nos costara no volver a vernos, ¿quién saldría perdiendo? Yo, que te quiero con toda mi alma dijo Paz con la mayor viveza.

¡Tomar dinero de una mujer!... ¡Nunca! dijo Castro, perdiendo su sonrisa irónica. Acabarás por tomarlo si andas entre mujeres, siendo pobre. Las de nuestra época no tienen otra preocupación que el dinero. Cuando su amante es un hombre rico, se lo piden aunque posean una gran fortuna. Creerían valer menos si no lo hiciesen. Y si les gusta un pobre, le fuerzan á que reciba sus dádivas.

Cornelio, que era más ágil, corría como un gamo, saltando por encima de las raíces y rompiendo con su cuchillo las lianas que se oponían a su paso, seguido de Horn, que hacía desesperados esfuerzos para no perderlo de vista; pero el babirussa, a pesar de la sangre que iba perdiendo, no paraba de correr.

Nunca ausencia se tomó por medio para acrecentar una aficion, antes suele ser con que la mayor se desvanece, como siempre suele esperimentarse: El amor y aficion de Andronico se fué perdiendo, y la mujer al mismo paso desesperando y cerrando la puerta á su pretension, trocó los ruegos en amenazas. Admitió platicas y tratos de Príncipes extranjeros enemigos de Andronico.

Salí de allí muy alegre y regocijado. Angelina salió a encontrarme. Doña Carmelita ha tenido un ataque horroroso, ¡como nunca! Hace mucho tiempo que estaba bien: comía con apetito, dormía tranquilamente.... Es cierto que iba perdiendo las fuerzas, pero no tenía esos ataques, esas convulsiones que a me asustan.... Corrí al cuarto de la enferma.

Un ligero rumor semejante al aleteo de dos moscas turbaba el profundo silencio de la casa. El diputado miró al único balcón que estaba entreabierto. Su madre y don Andrés hablaban en el comedor: se ocuparían de él como siempre. Y cual si temiera ser llamado, perdiendo en un instante el bienestar de la soledad, abandonó el patio, saliendo a la calle. Las dos de la tarde.

Desde donde estábamos, a veces, se oían las conversaciones de la gente en el Rompeolas; a veces, en cambio, no llegaban hasta nosotros los gritos del atalayero con su bocina. Los marineros iban perdiendo tono; cuanto más tiempo tardáramos en intentar atravesar la barra, nuestra probabilidad de pasar era menor.

De este modo lo pasaba razonablemente, hasta que logró restablecerse, poniéndose capaz de andar á caballo, è ir con ellos á cazar y correr yeguas cimarronas, que ya habia algunas: y despues de algun tiempo dispusieron pasar el rio los indios con las familias, y lo ejecutaron á nado en unas pelotas de cuero, en donde se ponian ellos con sus mugeres y sus hijos, y dentro ponian los toldos, que son de cueros de caballos, y con guascas, ó cuerdas de cuero amarradas de los caballos, que tienen muy especiales para pasar el rio, se echaron, las pelotas y pasaron todos con felicidad á la otra banda, y alli volvieron á acamparse, siendo su egercio el cazar avestruces en venados y otros bichos y animales para comer, pasándose muchísimo tiempo en jugar, perdiendo cueros de caballo que se ganaban los unos á los otros, y no se reconoció que huviese ningun cacique entre ellos, pues todos igualmente mandaban y tenian sus pendencias, y á veces habia varias muertes.

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