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Actualizado: 25 de julio de 2025
Durante este tiempo, su hijo y su hija política hicieron un viaje a Francia y otro a Inglaterra, perdiendo también su querido nietezuelo. Nacioles una niña que es el ídolo de su madre y de su abuela, la cual parece renovar en todo su imagen, aquella imagen venerable de la anciana madre, que, a pesar de su edad, conserva en el corazón el fuego santo del amor a sus hijos, a sus semejantes y a Dios.
Suplicáronle después que mandase á los catalanes que dejasen la compañía de los turcos, y se saliesen de aquellas provincias donde ellos tenian la mayor parte de su trato, y que le iban perdiendo por los daños, y correrias que continuamente se hacian por ellas. El rey ofreció que se lo enviaria á mandar si Berenguer quedaba satisfecho.
¡Vamos p ! dijo Sandoval furioso por la interrupcion y perdiendo el hilo de su periodo; mientras no sepamos nada malo, no seamos pesimistas, no seamos injustos sospechando de la libertad é independencia del gobierno...
El pájaro que muda su pluma cada estación, está triste, y más triste aún la pobre culebra al cambiar de piel. El ser racional muda también la piel y todos sus tejidos cada mes, cada día, á cada instante, perdiendo un poco de sí mismo incesantemente, con suavidad. No está abatido, sino algo debilitado, en un momento vago y de ensueño en que palidece la llama vital para reaparecer más lúcida.
Esta pareció dilatarse á impulsos de la confianza, perdiendo su encogimiento hostil. Y sonrió por primera vez al capitán, con su boca de un rosa azulado, con sus mejillas blancas espolvoreadas de amarillo y sus cristales de fosforescente resplandor. Mientras tanto, la joven hablaba y hablaba, satisfecha de la potencia extraordinaria de su memoria.
Ni han dado ni darán lo que no debe darse exclamó don Paco, perdiendo ya los estribos . Lo que yo te aseguro es que si Juanita quiere darme su mano, yo la aceptaré gustoso, y tú tendrás que respetarla como madre. ¡Jesús, María y José!, respetar yo a ese arrapiezo.... Se me caería la cara de vergüenza si hiciera usted semejante disparate. Pues sólo de Juanita depende que no lo haga.
Sin poder apartar sus ojos de esa vaga silueta, el inspector general se dejó dulcemente deslizar hacia las mayores profundidades del recuerdo, y escuchando los nocturnos rumores de los campos y de los bosques fue perdiendo poco a poco la noción de los días y de los años...
En cuanto aparecía por allí doña Mónica se ponía a hacer guiños a aquél con tan poco disimulo, acompañándolos de una tosecilla tan falsa y burlona, que la buena señora enrojecía de indignación, y tanto llegó a irritarse que, aun perdiendo las cinco pesetas cada día, pensó en arrojar a aquel insolente de su casa. Los pensamientos de Barragán eran más altos, como ya sabemos.
El término tan general, varios ó muchos, aplicado á todo lo que era más de uno, á medida que fueron creándose términos propios para determinar dos, tres, etc., etc., fué perdiendo la significación de las nuevas cifras y señalando desde aquella á donde había llegado la numeración hasta el infinito.
Estos cuadros no eran obras maestras del arte; pero quizá si lo fueran, perderían su fisonomía y, sobre todo, su candor. ¡Y hay todavía personas que presumiendo hallarse dotadas de un mérito superior, cierran sus almas a las dulces impresiones del candor, que es la inocencia y la serenidad del alma! ¿Acaso ignoran que el candor se va perdiendo, al paso que el entusiasmo se apaga?
Palabra del Dia
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