Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Usted me dispensará... Yo buscaba a una tal Paca..., una operaria de la fábrica, ¿sabe usted?... Necesito con mucha urgencia darle una noticia... Si usted me hiciese el favor..., yo le agradecería en el alma. ¿Qué favor quiere usted que le haga? Hacer que salga para que pueda decirle no más de dos palabras. ¿Cuál es su apellido y en qué taller trabaja?

Pero, además, poseía un fondo de rectitud, un alma justiciera que mantenía viva la llama de la ofensa. Los desprecios con que Velázquez había pagado su amor tierno y desinteresado le causaban cada día mayor indignación. Había llegado á aborrecerle y lo confesaba tranquilamente con la sinceridad que la caracterizaba. No era esto, sin embargo, lo que más preocupaba á Paca.

Por ironía de su destino, Doña Paca, afligida de diversas enfermedades, conservaba su buen apetito y el gusto de los manjares selectos; gusto y apetito que en cierto modo venían a ser también enfermedad, en aquel caso de las más rebeldes, porque en las farmacias, llamadas tiendas de comestibles, no despachan sin dinero.

Paca, puedes principiar dijo el guapo sentándose de nuevo. No quiero replicó ésta. ¡Vaya una simpleza, hacer bailar á una mujer á la fuerza! Vamos, Velázquez, déjala. Otro día será manifestó el señor Pepe. Y todos los demás unieron sus ruegos á éste.

Después de visitar a otros dos Pacos de importancia y a una Paca beata, el Magistral, con un tantico de hambre, de hambre sana, entró por los pórticos de la plaza Nueva en la calle de Los Canónigos, atravesó la de Recoletos y llegó a la de la Rúa, y al portero del marqués de Vegallana, que era un enano vestido con librea caprichosa, le preguntó con voz temblorosa: ¿Está el señorito?

Pero esto no basta, y yo tendría mucho gusto en señalarle una cantidad, por ejemplo, una peseta diaria. ¿Qué dices? Digo que si empezamos con esas bromas, señora Doña Paca, pronto volveremos a Peñaranda. No, no: una peseta es una peseta... Bastante tiene la Nina con dos reales. Así lo he pensado, y si usted dispone otra cosa, yo me lavo las manos.

Una consolita, un espejo, algunas sillas forradas, cortinas en la alcoba, y detrás de ellas, una cama bien aderezada, con colcha de punto de estambre y sábanas con encaje ordinario. Todo despedía un olor de limpieza y curiosidad que me fue grato. ¡Oh, qué lujo! dije, sonriendo . Vamos, Paca, que no vive usted tan mal.

Creo que he preguntado a medio Madrid... y por fin... No ha sido poca suerte encontrar juntas en esta casa a las dos piezas, perdonen el término de caza, que vengo persiguiendo como un azacán desde hace tantos días». Doña Paca le besó la mano derecha, y Frasquito Ponte la izquierda. Ambos lagrimeaban.

No pasó de aquí la conversación referente al imaginario sacerdote, a quien Doña Paca conocía ya como si le hubiera visto y tratado, forjándose en su mente un tipo real con los elementos descriptivos y pintorescos que Benina un día y otro le daba. Pero lo demás que picotearon se queda en el tintero para dar lugar a cosas de mayor importancia. «Cuéntame, mujer. Y Obdulia ¿qué dice?

Una noche despertó a su esposa el lector de fondos diciendo: Oye, Paca, ¿sabes que no puedo dormir?... A ver si entiendes esto que he leído hoy en el periódico. «No deja de dejar de parecernos reprensible...». ¿Lo entiendes , Paca? ¿Es que les parece reprensible o que no? Hasta que lo resuelva no puedo dormir....

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando