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Actualizado: 10 de junio de 2025
A la pregunta de cajón sobre el nombre, linaje y condiciones de la novia, replicó el silbante que la conceptuaba muy rica, y tan buena que no había más que pedir. Pronto se supo que era hija de una sastra, que pespuntaba con primor, y que no tenía más dote que su dedal. «Bien, niño, bien le dijo una tarde Doña Paca . Me he lucido con mis hijos.
María-Manuela quedó suspensa un instante, pero, revolviéndose colérica en seguida, exclamó: ¡Adiós, infanta! Perdone usía que le haya lastimao las orejas. ¿Quiere usía que hable por lo finitico? ¿Quiere usía un poquito de agua para quitarse el susto? Paca alzó los hombros con ademán de lástima. ¡Siempre has de tomar el rábano por las hojas, mujer!
Doña Paca se apareció dando gruñidos y diciendo que la tos provenía de tanto hablar, contra lo que el médico ordenaba. «A usted no le ha de matar la enfermedad, sino la conversación... A ver si toma el jarabe y cierra el pico». Para atenuar el efecto de esa salida un tanto descortés, estando presente una visita, la señora aquella agració a la intrusa con una sonrisilla forzada. ¿Cuál de las dos daría al enfermo la cucharada de jarabe?
Veo entrar a don Manuel, el teneor de libros de la fábrica de la señora; luego salí..., ¡vamo, que no quise ver más! Y salí escapá a contárselo a su mersé. Me lancé a mi cuarto sin responderle, me puse el sombrero, cogí el revólver y lo metí en el bolsillo, y salí a la calle, resuelto a impedir el rapto de Gloria, aunque no sabía por qué medio. Noté que Paca corría detrás de mí.
Andaba inquieta, celosa y, aunque amiga entrañable de aquélla, no podía disimular su escozor. Paca la recibió con efusión, porque la quería de veras; la hizo acostarse, y apenas había amanecido Dios, vino á sentarse en su cama y la obligó á contar lo que había pasado.
Es buena esa chica dijo con gravedad Doña Paca , aunque tan ordinaria, que no empareja ni emparejará nunca conmigo. Sus regalos me ofenden, pero se los agradezco por la buena voluntad... En fin, es hora de que nos acostemos. Pues ya me parece que va medio hecha la digestión, prepárame la medicina para dentro de media hora.
Dió á su revés la apariencia de una broma mal interpretada. Ya sabía que con la mayor parte de las mujeres acostumbraba á usarlas, que las hacía disparatadas declaraciones de amor y le gustaba verlas enojadas. Con Paca las había usado infinitas veces, sin que jamás se le hubiese puesto seria; pero como ahora la estaban escuchando, quiso hacerse un poco la persona y darse tono...
Todo se lo creyó Doña Paca, que rezaba algunos Padrenuestros para que Dios aumentase la piedad y las rentas del buen sacerdote, por quien Benina tenía algo que traer a casa.
Pero, hijo, ¿quieres que diga que estuvo mal hecho?... Lo diré, si te empeñas; pero nadie me creerá. ¡Tío, ya le he dicho más de cien veces que la hora menos pensada le falto á usted al respeto! Con dificultad lograron calmarle; todavía más trabajo costó impedir que se marchase. Afortunadamente intervino Paca, y con su labia sin pareja y su trasteo logró pronto reconciliarlos.
Don Fadrique prosiguió diciendo: De sobra sabe V. que Paca, la primera mujer del tío Gorico, fué una mala pécora. Es evidente. Dios la haya perdonado. La buena reputación de Paca no tiene nada que perder. Absolutamente nada. Pues bien. Hay la feliz coincidencia de que Nicolasa nació pocos meses después de mi ida de Villabermeja, cuando estuve allí de vuelta de la Habana. ¿Y qué?
Palabra del Dia
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