Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de noviembre de 2025


Encantado entonces por tener, a mi vez, una historia que contar, hice saber en pocas palabras a mis oyentes la que acabo de referir a ustedes, acaso con demasiada extensión. Todos me escucharon atentamente y empezaron a formar conjeturas. El profesor rememoraba sus antiguos recuerdos; el notario se sonreía con malicia.

Caía sobre las ideas como un águila, las sujetaba entre sus garras, las examinaba por todas partes y sólo después que mostraba a sus oyentes todos los aspectos las dejaba escapar. Papá, ¿te parece que vayamos hoy al Retiro? No; está muy húmedo. La humedad es mala para el organismo. ¿Y por qué es mala para el organismo? Porque ataca los tejidos. ¿Y por qué ataca los tejidos?

¿A quién se le ocurre hacer revoluciones á media noche?... Es la peor de las horas, cuando todo el mundo vive y está despierto. Eso podrá ser en los países donde hace frío y la gente se acuesta temprano, ¿pero aquí?... Aquí, la hora mejor para la revolución es la una de la tarde. Todos los oyentes aprobaron con gestos silenciosos.

Nuestra conciencia no percibe el principio de un desarrollo moral, como no percibe un desarrollo de la naturaleza; la savia ha circulado ya muchas veces antes de que descubramos el menor signo de un brote. La ligera sospecha con que sus oyentes le habían escuchado al principio, se disipó gradualmente ante la sencillez convincente de su desgracia.

Las cuatro de la tarde serían cuando el sol, entre nubes cubierto, con luz escasa y templados rayos, dio lugar a don Quijote para que, sin calor y pesadumbre, contase a sus dos clarísimos oyentes lo que en la cueva de Montesinos había visto. Y comenzó en el modo siguiente: -A obra de doce o catorce estados de la profundidad desta mazmorra, a la derecha mano, se hace una concavidad y espacio capaz de poder caber en ella un gran carro con sus mulas.

Cuando hablaba, se le oía con gusto, y él gustaba también de oírse, porque recorría con las miradas el rostro de sus oyentes para sorprender el efecto que en ellos producía. Su lenguaje habíase adaptado al estilo político creado entre nosotros por la prensa y la tribuna.

En el centro del corro el mofletudo y enrojecido rostro del juglar, cantando con mucha expresión las populares estrofas; el grupo de oyentes, el arquero Simón llevando el compás con la cabeza y con la mano, y el exnovicio Tristán, que no era de los menos complacidos con el canto de maese Lucas, á juzgar por la sonrisa que animaba su rostro bonachón.

Sus oyentes sonreían al acordarse de las bandas de avestruces que bajaban de la altiplanicie á la cuenca del río, atraídos, sin duda, por la novedad de los trabajos que iban realizando los hombres junto al agua.

El segundo modo es relativo, en el cual se zayere y vitupera el murmurador ó se rinde gracias á los benévolos oyentes. El tercer modo es argumentativo, en el qual se declara la historia ó fábula que se representa, y este con razon en España es poco usado, por quitar mucho gusto á la Comedia, sabiendose antes que se represente el suceso de la historia.

E esto pataba en el año de Nuestro Senyor de mil cuatrociensos y doceCuando concluyó el señor Soraberri, miro a través de sus anteojos a sus dos oyentes. Martín no se había enterado de nada; Tellagorri dijo: , esos Ohandos es gente palsa. Mucho ir a la iglesia, pero luego matan a traición.

Palabra del Dia

aquietaron

Otros Mirando