Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
Pues yo estuve dos días con un catarro, pero ya pasó. Siéntese usted, criatura, que me da pena verle en pie. Godofredo Llot, elegantemente vestido, y con el mismo rostro nacarado y candoroso de siempre, obedeció a la invitación y se sentó frente a la prendera. ¿Y cuándo es la boda? preguntó ésta después de algunas frases insignificantes. El hijo predilecto de la Iglesia sonrió lleno de confusión.
Obedeció sumisa la muchacha, y de hinojos, abatida y suspirante, leyó el primer día: «Muchas veces por falta de espíritu se queja el cuerpo miserable. Ruega, pues, con humildad al Señor que te dé espíritu de contrición y di con el profeta: «Dame, Señor, a comer el pan de mis lágrimas, y a beber con abundancia el agua de mis lloros....»
Ustedes, prosiguió, son ahora para mí dos amigos, los quiero con un mismo cariño. Mi pasión, te lo juro, Adriana, ha terminado. Tus ruegos de que me case con Julio son así absurdos. ¡Ah! Pero por favor, pónganse los dos del mismo lado, me cansa mucho tener que dar vuelta la cabeza a cada rato. Julio se levantó, la cara tranquila bañada en lágrimas, y obedeció. ¡Y llora! exclamó Laura conmovida.
Ven acá, hija mía dijo alargándole una mano, mientras que con la otra obligaba a Amaury a permanecer en su asiento; ven y siéntate aquí. Ahora dame tu mano; Amaury ya me ha dado la suya. Antoñita obedeció. El doctor miró con gran ternura a ambos, que mudos y trémulos aguardaban, y después besoles en la frente, diciendo: He podido contemplar dos corazones generosos, y me alegro de lo que pasa.
Obedeció Roger inmediatamente y sentándose después sobre apartada roca trató de recordar una á una las palabras del barón y su propia confesión; comparó también las desfavorables circunstancias que le rodeaban cuando por primera vez vió á su amada, novicio indigente y sin hogar, con la holgada posición que le creaba la prematura muerte de su hermano.
Casaría a su Ramón con Bernarda, una muchacha fea, malhumorada, cetrina y enjuta de carnes, que heredaría de sus padres tres hermosos huertos. Además, llamaba la atención por lo hacendosa y económica, con una parsimonia en sus gastos que rayaba en tacañería. Ramón obedeció a su padre.
Obedeció Lázaro, y, acercando otra butaca como la que ella ocupaba, dijo: Mucho agradezco a usted, duquesa, las deferencias con que me distingue: tan sinceramente le estoy reconocido por ellas, que aunque el deber y el sacerdocio no me lo impusieran, sentiría por Vds. verdadero cariño, profundo deseo de ser útil, verdaderamente útil, en esta casa, donde se me ha recibido con los brazos abiertos.
Juan Claudio obedeció muerto de miedo; encontró el boquete en la piedra, alcanzó el escalón y, dando media vuelta, se encontró frente a frente con su compañero en una especie de nicho apuntado, que sin duda se comunicaba en otro tiempo con una poterna. Al fondo del nicho abríase una bóveda baja. ¿Cómo demonio has encontrado esto? exclamó Hullin completamente maravillado.
Obedeció ésta sin gusto, sólo por complacer á la que tantas pruebas le había dado siempre de cariño. Cuando regresaron á casa iba á comenzar el crepúsculo. Detuviéronse orilla del río en un paraje sombreado de avellanos, donde se tomaba la barca, y esperaron que ésta volviese de la otra orilla. De improviso se presentó en aquel sitio Nolo, que también quería atravesar el río.
Ojeda le obedeció, extrañando el bizarro aspecto que ofrecía con aquella capa sobre el traje ligero, tembloroso de frío y buscando el calor del sol cuando todos en el buque sentíanse angustiados por la temperatura asfixiante. ¿De dónde viene usted?... Del Polo contestó Maltrana.
Palabra del Dia
Otros Mirando