Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de junio de 2025


Después de verle, al irse, me ha palmeado a ya sabe usted que Güemes es lo más cariñoso y me ha dicho, riéndose, que el diagnsótico lo haría, mejor que él, alguna muchacha, y que la más eficaz medicina para Carlitos está en el sacramento con música de marcha nupcial. El doctor Güemes no sólo es un gran clínico, sino también un gran psicólogo. Está en todo, hijita. ¡Qué hombre!

Ese pudor no era, quizá, sino pudor virginal pudo muy bien pasar por tal, aunque su esplendor haya hecho nacer una llama más impetuosa todavía en el seno de aquel que, ¡pobre de él! te vio en tu día nupcial, cuando tu frente se cubría de ese rubor invencible, a pesar de que estuvieras rodeada de dicha y que el mundo no fuera sino amor ante ti!

En todas las fechas que recuerdan algo dichoso para la familia, se hacen recíprocamente sus regalitos, y para colmo de felicidad, ambos disfrutan de una salud espléndida. El deseo final del señor de Santa Cruz es que ambos se mueran juntos, el mismo día y a la misma hora, en el mismo lecho nupcial en que han dormido toda su vida.

Los pensamientos de Eppie se habían sucedido muy activos, mientras que oía la discusión entre el padre a quien amaba desde hacía mucho tiempo y aquel nuevo padre desconocido, aquel nuevo padre que bruscamente había venido a ocupar el sitio de la sombra negra e indecisa que había puesto el anillo nupcial en el dedo de su madre.

Mi alegría no tiene límites: «¡Inesita de mi vida, angelito, hermana mía, no sabes lo feliz que me haces! Con Jorge, con Jorgito, contigo, con Raúl... ¡todos juntos! ¡qué lástima que la vida no sea eterna! ¡Nuestra dicha no va a caber en el mundo: va a necesitar todos los espacios del cielo!...» Abro el piano y toco una marcha nupcial.

Claro está que así que don Germán regresó a España, la primera persona que visitó en Madrid fue al antiguo y fiel dependiente que tantas veces le había llevado de niño al colegio. En su casa fue donde Tristán y Clara se conocieron y entablaron las relaciones amorosas que estaban a punto de consolidarse tan felizmente con la bendición nupcial. ¿Cómo van las obras del cuarto? preguntó Reynoso.

Responde él negativamente: se propone pasar allí dos ó tres días y alojará en la célebre posada de la Garduña. Ella duda. El día anterior le vió en la romería hablando quedo y aparte con Celedonia, una viuda hermosa del valle de Bimenes. Y se alarma pensando si su esposo correría como otras veces á olvidar el lecho nupcial en los brazos de aquella sirena engañadora.

De repente se levantó, asió una mano á doña Clara, la estrechó contra su corazón y exclamó: Explicadme, señora, explicadme este misterio que me vuelve loco. Cuando seáis mi esposo. Pero eso será pronto... ¿No me veis vestida de boda? la corona nupcial de mi madre, las joyas que llevó en una ocasión semejante, me adornan: á falta de traje á propósito la reina me ha regalado éste.

Y llorando dulcemente, oprimía entre sus manos la cabeza del joven, apretaba su boca contra la suya, echándose después atrás, con los ojos extraviados, enloquecida por el contacto de los labios. Estrechamente abrazados habían caído sobre el banco. El jardín rumoroso les servía de cámara nupcial: la luna les dejaba en la discreta sombra. ¡Por fin! murmuró ella lograste tu deseo.

Son las áureas notas una fuente de ledo murmullo o el enamorado arrullo de la tórtola: la Luna en la dormida laguna vierte miradas de plata, y en el éter y en las linfas palpita la serenata... ¡Y cómo en el aire flota la áurea nota! ¡Cómo brota, cual dice la dicha ignota, en el balsámico efluvio de noche primaveral! ¡Y cuán dulce y cuán sonoro, din dan, din dan , es el coro, din dan, din dan , de la campana de oro, que en su lengua musical celebrando está el misterio de la noche nupcial.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando