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Actualizado: 15 de junio de 2025
Y luego, como viese que no se marchaba, añadió: Puedes pasar a la cocina. Dorotea te dará alguna chuchería. Prosiguen las tonterías Al día siguiente, Pablo y su guía salieron de la casa a la misma hora del anterior; mas como estaba encapotado el cielo y soplaba un airecillo molesto que amenazaba convertirse en vendaval, decidieron que su paseo no fuera largo.
Para evitar el ruido, molesto aunque sin consecuencias, Ana procuraba que su esposo no se enterase de aquellas frecuentes escapatorias a la catedral. «¡No podía presumir el buen señor que por su bien eran!». Petra había sido tomada por confidente y cómplice de estos inocentes tapadillos. Pero la criada, fingiendo creer los motivos que alegaba su ama para ocultar la devoción, sospechaba horrores.
Pero en fin, ¿está en casa? preguntó al cabo, un poco molesto de aquella risa inmotivada. ¡Pues no ha de estar, señor! ¡A estas horas no ha de estar! exclamó la primera en el colmo de la sorpresa. D. Godofredo no sale nunca después de almorzar dijo otra. Espera a D. Jeremías para tomar café. No hace más que un momento que ha llegado manifestó la última. ¡Ah! ¿Tiene visita?
Las velas del altar estaban consumidas; las renovó, y colocó una almohada en el suelo para arrodillarse en ella, pues lo más molesto siempre era el dichoso hormigueo. Y empezó a subir con buen ánimo la cuesta arriba de la oración. A veces desmayaba, y su cuerpo juvenil, envuelto en las nieblas grises del sueño, apetecía la limpia cama.
¡Nombre de Dios!... ¡Qué empaque! dijo detrás del abogado un oficial joven, admirando la serenidad de Freya. Al llegar junto al poste, alguien leyó un breve documento: el extracto de la sentencia, tres líneas, para hacerla saber que la justicia iba á cumplirse. Lo único que la molestó de esta rápida notificación fué el temor de que cesasen las trompetas y los tambores.
Y finalmente, por no ser molesto en esta descripcion, digo que es el mejor temperamento, y mas benévolo que se halla en toda la América, porque parece un segundo paraiso terrenal, segun la abundancia de sus arboledas, ya de cipreses, cedros, pinos de dos géneros; ya de naranjos, robles y palmas, y abundancia de diferentes frutas muy sabrosa: y es tierra tan sana que la gente muere de puro vieja, y no de enfermedades, porque el clima de aquella tierra no consiente achaque ninguno, por ser la tierra muy fresca, por la vecindad que tiene de las sierras nevadas.
El hígado me tiene desde ayer molesto y «achicopalado». Ven, charlaremos, y te enseñaré algo que te gustará mucho; unos exámetros que forjé anoche contra esos «sabios» de «La Sombra» y de «La Voz». «Ya sabes cuánto te quiere este tu maestro y amigo Román López». Me dió mala espina la esquelita de mi señor maestro. Desde luego pensé que iba yo a tratar con un hombre de mal carácter.
Granate siguió desbarrando un buen rato en esta forma. Fernanda no le oía. Al fin le enfadó aquel ruido molesto y dijo con acento colérico: ¿Se quiere usted callar, hombre? ¿Qué sarta de estupideces está usted ahí soltando? El pobre D. Santos quedó anonadado. Pasearon en silencio algún tiempo. ¡Qué feo es todo esto! exclamó al cabo la joven. ¿Cuálo? ¡Todo!
Precedida la casa en cuestión de un mezquino plantío de arbustos, con su terraza al frente, tenía por encima de ésta un feo balcón que quizá no había sido utilizado en la vida. Ah-Fe tiró de la campanilla; apareció una criada; echó una mirada a su cesto y lo admitió con repugnancia como si fuera un animal doméstico, molesto pero imprescindible.
Nunca he dormido tan bien como la primera noche que pasé en aquella modesta alcoba. A pesar de haber dejado abierta la ventana, pues lo permitía la temperatura, no sufrí ruido molesto de ninguna especie. Al contrario, creo que me arrulló suavemente el constante y sonoro toque de campanas.
Palabra del Dia
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