Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de abril de 2025


Cuando la tenía suspendida a media vara del suelo, sintió ruido en la puerta. Volvió la cabeza aterrado, y un grito ahogado de vergüenza se escapó de su garganta. A la puerta estaban Osuna, D. Martín de las Casas y D. Peregrín Casanova. ¡Ya cayeron los tórtolos! gritó D. Martín con voz estentórea. El P. Gil dejó caer de nuevo a la joven y retrocedió, mirándoles con ojos de espanto.

Quedóse un instante a la puerta mirándoles sorprendida e irritada. Hacía tiempo que Lola cayera de su gracia. Aunque Pepe Castro ya no le interesaba, cuando su amiguita trató de birlárselo, se produjo cierto enfriamiento en sus relaciones. Luego observó que Lola miraba a Raimundo con buenos ojos y bromeaba con él en cuanto se le presentaba ocasión.

Esta sagacidad y este conocimiento del corazón humano llegaban en Salabert a pecar de excesivos; esto es, se pasaba de listo en ocasiones. En su trato con los hombres, mirándoles siempre del lado de los intereses materiales, había llegado a formarse tan triste idea de ellos, que resultaba monstruosa y le expuso a serios percances.

Hubiera deseado quedarse ahí, sin agregar una sola palabra, mirándoles fieramente desde lo alto de su orgullo; pero cuando el calificador Quiroga señaló con maliciosa expresión la daga sarracena que habían encontrado en la gaveta de su escritorio, fuerza fue referir toda la aventura desde el comienzo, haciendo constar la razón de su amancebamiento con Aixa, describiendo la escena de la lucha, los cuidados de las mujeres y del morisco, y explicando, en fin, el origen de aquel presente, que guardaba como una honrosa prenda de su jornada.

Llevaba el más viejo una bufanda encarnada que le cubría la camisa, un sombrero calabrés algo mugriento y un arete de oro en la oreja izquierda; el más joven era bajo, rechoncho y sin pelo de barba en la rolliza cara. Quedóse atrás Sabadell, mirándoles muy espantado, como si quisiera reconocerles...

Vamos, ¿quién es tu madre, ésa? le preguntó mostrándole una mujer que a la puerta de la casa se hallaba en pie, mirándoles con enternecimiento. ¡Mama! gritó el niño con angustia. ¿Qué te pasa, hijo? dijo la madre riendo. Aún tiene miedo a las monjas, pero ya se le irá quitando dijo la hermana. Todavía hemos de hacer muchas migas, ¿verdad, buen mozo?... Señora, ¿me deja usted ir a lavar el chico?

Pensamos conservarle aún mucho tiempo respondió Amaury, sin acordarse de que hablaba a un hombre distinto de los demás. Pero yo tengo que hablarle de cosas muy importantes y creo que también Antoñita quiere hablar con usted de algún asunto grave. ¡Muy bien! Pues aquí estoy repuso el señor de Avrigny, revistiendo de seriedad su semblante y mirándoles con cariñoso interés.

Esta imagen, casi tan idéntica á lo que era Perla, parecía comunicar algo de su cualidad intangible y flotante á la niña misma. La manera en que Perla permanecía allí, mirándoles fijamente al través de la semi-obscuridad de la selva, era realmente extraña; iluminada ella, sin embargo, por un rayo de sol atraído allí por cierta oculta simpatía.

Pero éstos, graves y rígidos, no le hicieron caso como otras veces, y el niño, sorprendido de hallarlos tan serios, quedose también inmóvil mirándoles fijamente con sus claros y hermosos ojos de querubín. Está bien, mi general. Para custodiarlos no hace falta más que media compañía. Usted, con lo restante de la fuerza, se pone a las órdenes del coronel director hasta que yo disponga otra cosa.

Clementina quedó petrificada, lívida, mirándoles con ojos donde se pintaba más el espanto que la cólera. Hubo un instante en que estuvo a punto de perder el sentido, en que todo comenzó a dar vueltas en torno suyo. Pero su orgullo hizo un esfuerzo supremo y permaneció clavada al suelo, inmóvil como una estatua de yeso, y tan blanca.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando