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Actualizado: 13 de junio de 2025
Vives engañado; dices que me amas, y no mientes, no, porque eres incapaz de mentir.... Dices que me amas, y, ciertamente, tu corazón es mío, y a toda hora piensas en mí. Pero no es Linilla, la pobre Linilla, la huérfana recogida en un mesón por un sacerdote caritativo, la niña infeliz fruto de amores que el cielo no bendijo, la que será tu esposa. Te conozco, Rorró.
El mundo, del cual era el marqués uno de los más brillantes sustentáculos, lo vela muy de otro modo; pero el recién casado no paraba mientes en ello, o fingía no pararlas.
Esto, que tanto daño venía á traer á la sociedad y que tan poco hablaba en favor de la cultura, mal era al que debía ponerse remedio, y aunque algunos sobre ello parasen mientes, nadie de significación llevó á la práctica ninguna medida, y vino á partir la obra bienhechora, como algunas veces sucede, del más débil y del que con menos medios parece contar para llevarla á cabo. Y así fué entonces.
Así es la verdad, caballero; mas parad mientes que las doncellas treintenas, como yo, han de esquivarse con más ansia que los arrapiezos de quince a veinte: materia feble e quebradiza e que vos enloquecen a vosotros los amadores. No así a este vuestro servidor, que donde no ve persona entera o correosa, no ve al de provecho; además que non nací para endotrinar fija de vecino.
Me conoces bastante para saber que no dudaré en hacerte pedazos, si es preciso para mi seguridad. Puede usted buscar. No encontrará nada. ¿Le has enviado ya? Esta mañana. ¡Mientes! Acabas de decirme que hasta mi llegada habías vacilado... Lea hizo un movimiento al verse adivinada é instintivamente volvió los ojos hacia un escritorio, cerca de la ventana.
Vínosela otra vez a las mientes a la bella viuda, que aquel en quien había creído ver a la dichosa persona que la enamoraba, no había sido un hombre, sino un duende, que había tomado aquella apariencia para burlarla y atormentarla, y que, a causa de llevar ella la milagrosa medalla del Santo Oficio, el duende había huido; pero oyó a punto uno como resuello recio de persona que duerme, que allá de lo hondo del oscuro cuarto salía, cosa que doña Guiomar sintió más que si en efecto su enamorado se hubiese tornado en humo y desaparecido; porque quien de tal y tan sosegada y profunda manera se había dormido, cuando ella le había dicho que la esperase, no debía ser muy extremado en amar; que ella sabía muy bien, y a causa de él mismo, que el amor desvela, y tanto más cuanto se está más cerca del objeto amado, y en términos de duda y esperanza.
Julio no paró mientes en los gritos de las damas ni en la desaparición de la bolsa, sino en la cartita que la criada, guiñando maliciosa, llevó al cuarto de la novia. Aquel acontecimiento había hecho reir a Julio a carcajadas por primera vez en varios años. Todo se desquició lúgubremente en la casa de Rucanto desde aquel punto y hora.
Antes de contestar, miró hacia atrás, hacia el baptisterio, para ver si alguien había reparado su encuentro con la cantante. La comitiva del bautizo había desaparecido. Ni siquiera habían parado mientes en la ausencia de Reyes. Tan insignificante era para todos. Minghetti, sin embargo, seguía embelesado con sus travesuras armónicas en el órgano.
Recuerda a San Pablo, a San Agustín. ¿Quién te dice que, cooperando a ese matrimonio disparatado, no destruyes en germen un futuro padre de la Iglesia? Y ahora se me viene a las mientes una gran idea. ¿No podríamos meter a la chica en un convento? ¡Qué solución tan santa daríamos al conflicto!... En tu mano está, Facundo, un gran beneficio o un gran daño. Decide.
Tan enorme me parece a mí y tan fuera de toda disculpa, que por sentirla escarbándome las mientes, ya estoy abominando de ella. «¿Quién eres tú, gaznápiro», me digo, «para atreverte a esas cosas?
Palabra del Dia
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