Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de mayo de 2025


Un mozo les dijo que arriba, en el gabinete de la izquierda, les esperaban tres señoras y dos caballeros. Antes de subir dió las disposiciones necesarias para la cena que había encargado. En el gabinete, dispersos por las sillas, estaban Rafael Alcántara, Manolito Dávalos, la Nati, la Socorro y la Amparo, que los recibieron con fueras y silbidos.

Los oyentes tornaron a reanudar las suaves emociones que les había producido, si bien un poco inquietos y nerviosos, como si temiesen a cada instante verse privados de aquel placer. Manolo se acercó a sus compañeros ahogando la risa y fue recibido también con risas y aplausos ahogados. Anda, Manolito, chilla otra vez. Esperad, esperad un poco; hace falta que estén descuidados.

Ricardo se levantó, aproximose a Marta y sacudiéndola fuertemente, exclamó: ¡Chiquita, qué remonísima eres!... No me admira que Manolito... Ya me entiendes... ¡Vaya un modo de empezar a ser formal! Lo seré con el tiempo; no te apures. Bien, pues ahora déjame concluir para llevar el caldo a mamá. ¿Sabes que he recorrido toda la casa y no he hallado a nadie?

Pues un día que iba por la Plaza de Provincia, vio el burro de un aguador, suelto: el dueño estaba en la taberna próxima. Entráronle ganas a Manolito de montarse en el pollino, y como lo pensó lo hizo. Pero el condenado animal, en cuanto sintió el jinete salió escapado, y aunque el chico hacía esfuerzos por detenerlo, no podía... Total, que llegó hasta la calle de Segovia, muy cerca del puente.

De raro en raro solía aparecer también la linda cabeza de Marta, que paseaba sus ojos un instante por los contornos de la casa con expresión indiferente; la cual, dicho sea en honor de la verdad, no se trocaba en apasionada y halagüeña a la vista de Manolito, antes bien continuaba de la misma suerte, apagada y severa, como si nuestro joven no tuviese más personalidad que una columna de los soportales, o que el reloj del Ayuntamiento o el letrero del café de la Estrella o cualquiera de los objetos inanimados sobre los que se espaciaban los ojos de la niña.

Mil veces había bromeado con él diciéndolo cosas mucho más fuertes, verdaderas insolencias sin que jamás se le hubiese ocurrido enfadarse. Y ahora, por una chanza sencillísima, montaba en cólera de aquel modo extraño. Procuró calmarle con algunas palabras de disculpa: pero Manolito no le escuchaba.

Ahora vais a ver cómo me las compongo con los boquerones dijo sentándose . Porque supongo que te habrás acordado de añadió levantando la vista hacia Pepe Castro. Este hizo una señal afirmativa y empujó suavemente a Manolito Dávalos para que se sentase al lado de su ex querida. Era curioso ver la extraña turbación que se apoderaba del tocado marqués cuando se ponía cerca de la Amparo.

Eres una gran mujer, Martita decía Ricardo con la boca llena . Se te puede comprar al peso, y eso que no debes pesar poco, a juzgar por las señales de que no quiero hacer mención porque no me llames pesado... En cuanto vea a Manolito López le diré que no piense en otra mujer si quiere ponerse gordo y rollizo (que buena falta le hace)... Si a me cuidas de ese modo, ¡cómo le cuidarás a él!... Basta, basta, Martita, no me pongas tanto dulce... quieres, por lo visto, que pille una indigestión aquí en secreto... Está bien ese pavo: merece los honores que le he hecho...

Algo más lejos está Manolito Dávalos, solo. Más allá Pinedo con algunos socios, entre los cuales sólo conocemos a Rafael Alcántara y a León Guzmán, conde de Agreda, por haber sido los de la fiesta nocturna en casa de la Amparo que tanto disgustó al duque de Requena.

Por eso, generalmente, cuando a Fulanita le agregan una cuarta más de tela al vestido, no vuelve a mirar ni por casualidad a Fulanito, el cual lo encuentra naturalísimo y no se desmejora por ello ni se suicida. Tales eran las relaciones, con muy leves variantes, que sostenía nuestra Marta con Manolito López.

Palabra del Dia

atormentada

Otros Mirando