Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de junio de 2025


Calle de Sacristía núm. 954, Santa Cruz, Manila. =El Consejo de los Dioses= JÚPITER sentado en el trono de oro y piedras preciosas y llevando en la mano el cetro de ciprés, tiene á sus piés al águila, cuyo plumaje de acero refleja mil diversos colores: los rayos, sus terribles armas yacen en el suelo. A su derecha está su esposa, la celosa JUNO, con refulgente diadema, y el vanidoso pavo real.

Por las tardes llegaba al castillo como antes al Zarzal, con la sotana remangada, la teja bajo el brazo y la melena al viento. Reanudamos nuestras charlas, discusiones y disputas. Me parecía que el tiempo andaba con pies de plomo, y las cartas de Juno que respiraban la más completa felicidad, no eran a propósito para darme paciencia.

Decían sus primas por lo bajo que era muy orgullosa, y su padre el decimocuarto de los Porreños, aseguraba que no había príncipe ni duque que fuera digno de aquella flor. Estuvo arreglado su casamiento con un joven de la ilustre casa de Gaytán de Ayala; pero aconteció que el tal no gustó de Juno, y la boda fué un sueño.

Veo que estás equivocada, y no lo extraño; porque no tratándose de amores no estás en tu juicio; además, el corazón y las pasiones jamás supieron descurrir. Deja el asunto; te lo suplico por tus innumerables queridos ... ¡Oh, bellísima JUNO, tan celosa como vengativa!

No es nada; no hablemos más de ello. Blanca se pasó la mano por la frente, como quien quiere arrojar un importuno pensamiento, pero yo continué conversando con tanta entereza, que en breve pareció libre de su preocupación. Y , Juno, ¿qué piensas decidir? Mi padre me ha dicho, Reina, que este matrimonio colmaría todas sus aspiraciones. Y a ti ¿te gusta?

Una de ellas era alta y corpulenta, los cabellos rubios, la tez blanca, donde lucían unos grandes ojos negros como dos lámparas milagrosas. Sus facciones de pureza escultórica, su hermosa frente erguida con arrogancia y la grave serenidad de su mirada, no exenta de severidad, traían á la memoria la célebre cabeza de la Juno de Ludovisi.

Ya no se estilan discursos, papá, ¡y con éste menos! Llegó Júpiter en compañía de Juno, convertida en un castillo de fuegos artificiales: brillantes en el tocado, brillantes al cuello, en los brazos, en los hombros, ¡en todas partes! Lucía un magnífico traje de seda, con larga cola, bordada de flores de realce. S. E. tomó realmente posesion de la casa, como se lo suplicó balbuceando don Timoteo.

No es tan lindo como yo quisiera, y luego ese apetito normando que le caracteriza... ¡Preciso te será convenir conmigo que está desprovisto de poesía! Sin embargo, comer cuando se tiene ganas, me parece una cosa muy natural respondí conteniendo mis lágrimas. En fin ¿qué quieres? Pienso que nuestros caracteres no se avienen. ¿Entonces, lo desairas, Juno? He pedido un mes para contestar, Reinita.

Cuando, al separarse, ella recomponía su tocado, con ademán tranquilo, familiar, echaba a la cabeza, en posturas de estatua, sus brazos de Juno, sonreía con reposada placidez, dejando los rizos de la sonrisa rodar en su boca y sus mejillas, como la onda amplia de curva suave y graciosa del mar que se encalma; pensaba, mirando el rostro pálido del aturdido amante, más muerto que vivo a fuerza de emociones, pensaba en Mochi y se decía: ¡Si le dijeran a ese miserable lo dichoso que acaba de ser este pobre diablo! Todo, todo por venganza. ¡

Mi tío y Juno, que tenían pasión por el monte San Miguel, me lo hicieron conocer con fruición; y en cuanto a mi, tras de no importárseme mucho el arte arquitectónico, miraba todo a través del sombrío velo de mi mal humor positivamente insoportable. ¡Cómo cansa el trepar por tantos escalones! decía yo, quejándome a cada paso. No son más que seiscientos, prima. ¡Oh! entonces me quedo aquí.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando