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Actualizado: 13 de octubre de 2025
En el uno creí ver, o más bien recordar, rasgos de la pintura que me había hecho Neluco del Gómez de Pomar casado en aquel mismo pueblo. Las señas del otro no coincidían en nada con las que yo conocía del hermano soltero. Era todavía más innoble su cara que la de éste y más repulsivo el conjunto de su persona: tenía un chirlo en la nariz, que se la dividía casi por mitad, y un ojo medio borrado.
La bondadosa sonrisa de la marquesa no desapareció, y sin embargo, ante farsa tan innoble, y entusiasmada y conmovida, apresuróse a asegurar a Jacobo que no podía imaginar un plan más al gusto de Elvira, y que ella lo aceptaba desde luego y lo refrendaba en su nombre.
Al mismo tiempo el consejero mental le decía rencorosamente: «¡Se está burlando de ti!... Hora es ya de que esto acabe... Hazla sentir tu autoridad de hombre.» Y esta voz tenía el mismo timbre que la del difunto Tritón. De pronto ocurrió una cosa violenta, brutal, innoble.
Ahora, para economizarse este suplente, daban cinco céntimos al arador, con la condición de no abandonar la yunta aunque el estómago le atormentase con los más crueles llamamientos, y a esto le llamaban ellos con una sorna triste, «vender el... sitio más innoble del cuerpo». Cada año venían a los cortijos más mujeres de la sierra.
En una palabra, eres un ángel práctico. Bien se conoce en todas tus acciones la nobleza. Podrás equivocarte, cometer faltas; pero ser innoble, jamás. No sé si me explicaré diciendo que tienes la elegancia del alma. ISIDORA. Tienes razón. Seré cualquier cosa; seré... mala si se quiere, pero ordinaria jamás.
Escipión, ahogándose de cólera, quiere decir algo; pero se limita a herir furiosamente el suelo con el pie y se va con sus camaradas. CLEOPATRA. ¿Habéis oído, queridas amigas? Nos dejan partir. VERÓNICA. ¡Es terrible! ¡Nos echan! Es innoble. ¡Raptar a honradas mujeres, trastornarlo todo a media noche, despertar a los niños, suscitar desórdenes!
No es extraño, pues, que el hermoso brick El Gavilán se destacase con toda la altura de sus gavias entre aquella innoble multitud de lugres, faluchos y botes que estaban fondeados a su alrededor. ¡Ciertamente! ¡no había un brick más hermoso que El Gavilán!
En lugar de proceder en la forma indicada, Estenoz, que no era después de todo más que un pobre diablo, se encontró convertido de la noche á la mañana, y sin que él mismo, tal vez, pudiera explicarse la metamorfosis, en todo un personaje ilustre, al que se rendía la innoble pleitesía del miedo, y el resultado fué que él y los suyos, al darse cuenta de que se les temía, cobrasen nuevos bríos y se mostraran cada vez más audaces y decididos, hasta el extremo de no ocultarse ya para conspirar contra los blancos, es decir, contra la inmensa mayoría de los habitantes de la isla.
CLEOPATRA. ¡Vuestra opinión me tiene completamente sin cuidado! Y no hablemos más del asunto. Os ruego, señor, que nos digáis, leal y francamente, qué queréis de nosotras. Los demás romanos se ríen también. CLEOPATRA. ¡Vaya una respuesta! ¡Es innoble! Os pregunto: ¿Qué queréis de nosotras? ¿Qué esperáis obtener? Creo que no ignoráis que todas somos casadas.
Un noble de traza innoble, joven aún pero bien estropeado; el pelo lacio, las mejillas hundidas, la nariz amoratada, la voz aguardentosa, los ojos levemente torcidos y aviesos. A Elena le produjo malísimo efecto aquel aristócrata que tenía todo el aspecto de un caballero de industria. Además hablaba con un cinismo repugnante bien lejano del culto e ingenioso de Núñez.
Palabra del Dia
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