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Actualizado: 29 de junio de 2025


Así que la reina, que se hallaba en Córdoba, recibió la noticia de la toma de Loja, fué al templo con el mismo piadoso objeto, y allí se formó una solemne procesion á la iglesia de Santiago, patron de España, asistiendo la reina con la infanta D.ª Isabel hasta volver á la catedral y finalizar la funcion.

Por entonces fue el casamiento de la Infanta Isabel, y estaba la Pipaón muy entretenida, sin acordarse de su compromiso ni de la cuenta de Sobrino.

Explica don Pedro de Madrazo éste doble aspecto de la ejecución, diciendo que la retratada es doña María Teresa de Austria hija de Felipe IV, en su primer matrimonio; que Velázquez debió de pintar la cabeza antes de emprender el segundo viaje a Italia, conforme a su manera de entonces, dejándolo interrumpido; y que más adelante, ya de vuelta, lo terminaría en sus últimos años, cuando se trató del matrimonio de la Infanta con Luis XIV de Francia. «Sólo así se explica dice que un retrato ejecutado en general con tanta libertad y sobriedad tan sabia, y perteneciente por lo mismo al último y mejor tiempo de Velázquez, represente como una niña de solos diez años, a la que ya tenía cerca de veinte, cuando el gran artista pintaba de aquella admirable y singular manera». Explica Justi la mencionada desigualdad, diciendo que la retratada no es doña María Teresa, sino su hermanastra, la Infanta Margarita, hija del segundo matrimonio de Felipe IV, añadiendo que como todo el cuadro es de Velázquez menos la cabeza, ésta pudo ser repintada, es decir, sustituida por distinto artista, muerto ya el maestro, al negociarse el matrimonio de doña Margarita, teniendo trece años.

Llevo toda mi vida trabajando, primero en la cocina de la señora infanta de Portugal, doña Juana; después en la del señor rey don Felipe II, luego... ¡Pero por Dios, Montiño!

Para contentar á éste, le dirige varias cartas amorosas, como, por ejemplo, la siguiente: Celosa temo, caro dueño mío, Que os venzan intereses de una Infanta. Perdonad, que, en efecto, en verdad tanta, Contra amor no es valiente el albedrío. Causóos Don Lope el ciego desvarío Sin culpa, de sospechas y desvelos: ¿Qué haré yo, combatida de mis celos. Si el temor me da causa de culparos?

Los versos que siguen prueban que esta comedia pertenece al período posterior: «.................. del imperio Es ya nuestra infanta Aurora, Cuyo divino portento Las águilas la juraron Por su Emperatriz; muy presto Por Francia hará su jornada, Dando á París rayos bellos, Porque su hermana y su tía, Cristianísimos luceros Del orbe, esmalten sus luces Con tan glorioso trofeo

D. Luis, como si el mismo diablo lo hubiera dispuesto, se encontró cara a cara con el conde, que decía de este modo: No es mala pécora la tal Pepita Jiménez. Con más fantasía y más humos que la infanta Micomicona, quiere hacernos olvidar que nació y vivió en la miseria, hasta que se casó con aquel pelele, con aquel vejestorio, con aquel maldito usurero, y le cogió los ochavos.

Y no sabemos cuánto tiempo hubiera esperado, si el mar, los vientos y los ingleses, no hubieran vencido á la Invencible; si por esto, doña Juana, que era del cuarto de la infanta doña Catalina, no hubiera ido á dar á su señora la nueva del fracaso, y no se hubiera encontrado sola en una galería obscura, con un hombre que tuvo buen cuidado de matar la luz antes de que pudiera reconocerle.

Solamente hubo un daño en este negocio, que fue el de la desigualdad, por ser don Clavijo un caballero particular, y la infanta Antonomasia heredera, como ya he dicho, del reino.

De esta manera marcharon hasta llegar á Torquemada, donde la reina no quiso pasar adelante, alojándose en casa de un clérigo, y esponiendo que el estado de su salud no la permitia seguir. El 14 de enero de 1507 parió en este pueblo á la infanta Doña Catalina. Triste y desconsolador fue este año para España.

Palabra del Dia

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