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Actualizado: 29 de junio de 2025


Ello es que el Sultán Alamar quería casar al príncipe su hijo con una infanta de Fez para afirmar con tal alianza el imperio muslímico en España, y poder, con la ayuda de las cabilas africanas, rechazar a los cristianos, que a más andar le venían invadiendo y ocupando su territorio, como las olas incesantes de un mar ambicioso e insaciable.

Cuando los dos ejércitos enemigos están á punto de venir á las manos, se presenta Elena disfrazada, y ofrece entregar á los dos padres sus respectivos hijos si renuncian á pelear, y convienen en el enlace del heredero del trono de Aragón con la infanta de Castilla. Acéptanse naturalmente sus proposiciones; descúbrese ella entonces, y presenta al Príncipe vivo y sano.

Capítulo XXXVII. Que prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, con otras graciosas aventuras

Así debe ser digo yo, que, aun cuando nada me interesa la política, deseo congraciarme del todo con Petrona; así debe ser: el presidente preside al pueblo y la presidenta preside al presidente. Debía ser como las monarquías agrega la de Esquilón; que no hay rey sin reina. Yo hablaba mucho de esto con la infanta Isabel cuando el Centenario. Nos hicimos lo más amigas.

La viuda de Esquilón, en su política de altura, no hace caso de estas angustias y sigue evocando sus' gratos recuerdos de la infanta: «Me decía doña Isabel que, una vez casado el rey, forma éste su círculo palaciego, mientras la reina forma otro. La reina madre, cuando existe, también organiza el suyo. La madre de la reina, que no es la reina madre, forma otro.

A pesar de su edad quiere ser el primero en combatir, y sólo cediendo á las instancias de la hermana de Don Sancho, cuyo principal apoyo es, consiente que peleen antes sus hijos. La Infanta, de gran duelo, sube á un tablado para presenciar la lid; Arias Gonzalo, lleno el corazón de siniestros presentimientos, se sienta á su lado.

Confía al Duque el secreto de sus desdichas, y él, que se considera como el principal causante de ellas, correspóndele participándole que, en aquella noche misteriosa, usurpó traidoramente el lugar del Conde para poseer á la Infanta.

Ya era testigo el palacio de Bruselas de los descompasados gritos, repetidas contiendas, y descompuestas palabras de los jóvenes príncipes, sin embargo de poner cuanto estaba de su parte por disimular el archiduque, para evitar los escándalos. Los celos habituales de la infanta daban orígen á que no cesase de acechar el momento de realizar su venganza, mas llegó por desgracia.

La niña dejábase conducir con garbo desdeñoso de infanta. El negro velo descubría tan sólo el ruedo de la saya, donde un plateado galón chapeaba tres veces el terciopelo turquí. Ramiro se levantó. Toda la gracia de la mujer pasaba ahora ante él, delicada y terrible.

Durante la ausencia del Conde llega disfrazado de Castilla otro Conde, llamado Garci-Fernández, fingiendo ser su embajador en la corte de León, y con el propósito de pretender la mano de la Infanta, que lo acoge friamente, guardando fidelidad á su prometido.

Palabra del Dia

vorsado

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