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Actualizado: 17 de junio de 2025
Los pies ligeros, recogidos y saltones lo mismo que pájaros en su encierro diurno de tafilete o de raso, eran ahora planos y deformes dentro de las claqueantes babuchas. Las carnes temblaban al moverse, conservando todavía la blandura y el suelto descuido de las horas de sueño. Las cabezas empequeñecidas y pobres de pelo mostraban unas mechas apelmazadas por la humedad reciente.
La humedad que se nota en este sitio, recuerda las inmediaciones de los arroyos. Pronto desaparecen los alisos, a medida que el suelo se eleva o caldea: los viejos troncos agujereados; las hayas, cuya corteza tigrada como tejido parece de musgo dorado; los castaños, con sus ramas extendidas como los cedros, con hojas agudas cual lanzas, bordan el camino.
Después manda enganchar el carruaje y se va. Ese año, el otoño ha llegado muy pronto. Desde hace ocho días sopla un viento nordeste, agudo y penetrante, como si se estuviera en noviembre. Los aguaceros azotan en los vidrios, y ya se extiende sobre el suelo una capa de hojas de tilo, de color amarillo obscuro que la humedad convierte en barro. ¡Qué pronto llega la noche!
Presto se desvanecieron estos temores, porque á pocas leguas no hallaron ya estas puntas y las tempestades del cielo no pasaban muy adelante, antes apenas hallaban agua para beber; y habiendo con gran trabajo subido una montaña muy agria, no tuvieron en dos días con qué apagar la sed, sino con la humedad del barro, que exprimido, más parecía comida que bebida.
Semejantes á los fragmentos de un planeta lejano que hicieran desembarcar en la tierra á habitantes de otros mundos, esas rocas caídas de la cumbre también sirven de vehículo á colonias de plantas. Asombradas las pobrecillas de respirar otra atmósfera, de encontrarse en otras condiciones de frío y de calor, de sequedad y de humedad, de sombra y de luz, procuran aclimatarse en su nueva patria.
La inquietud de Nancy por su hermana Priscila, que había llegado a ser bastante intensa en el momento en que se prendía el collar de corales, cesó felizmente al ver entrar a aquélla de carácter alegre; entró con una cara vivamente coloreada por el frío y la humedad.
Junto á las corrientes de agua, en el centro del cauce y en las riberas que la humedad había cubierto de una débil capa de césped, trotaban las manadas de potros sin domar, al aire la luenga crin, arrastrando la cola por el suelo.
Al despejarse con los primeros rayos del sol la espesa niebla que cubria las campiñas, con cuánto regocijo se respira el aire fresco de la atmósfera, y el perfume que por todas partes despiden de su seno las flores recien abiertas, ó las hojas que se desarrollan bajo la doble influencia del calor y de la humedad!
Los vecinos todos se habían retirado ya a sus casas, perfectamente convencidos de que la humedad es causa de muchas enfermedades. Los balcones del café de la Estrella eran los únicos que estaban iluminados. La lluvia difundía por la atmósfera un rumor levísimo que apenas traspasaba los cristales para llegar a los oídos de la joven. A Rosarito le tocó hacer la sultana.
La horticultura, tanto en Marianas como en todo el Archipiélago filipino, podría ser mucho más completa de lo que es. Una buena inteligencia combinada con un suelo virgen y una atmósfera impregnada periódicamente y por horas de humedad y calor, no es posible dejara de encontrar en raros productos verdaderas fuentes de riqueza.
Palabra del Dia
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