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El americano siguió: tienes unas hijas trabajadoras y hacendosas... muy bien educadas... Sería lástima que se viesen obligadas a servir las pobrecillas, o que se casaran con un paisano sin recursos que las matase de hambre... En el tiempo que aquí estuve me he encariñado mucho con ellas... Y, francamente... vamos... entre una... que al fin y al cabo es mi sobrina... y otra cualquiera, prefiero que sea una de ellas la que me lleve...

Las pobrecillas no cosen más que á sacristanes y curas de aldea¡ y cosen mal. Ellas quieren darse tono, y dicen que cosen á la catedral de Segovia; pero es mentira. No las crean ustedes. Y él, ¿entró por ese cuarto? : es un militar, alto, buen mozo. ¡Jesús, qué horror! Yo no puedo oír esto exclamó Salomé, estirándose, con muestras de un segundo ataque.

Esta, a su vez, no tenía verdaderamente muchas ganas de teatro; pero alegrose mucho de poder llevar al Real a sus hermanitas solteras, porque las pobrecillas, si no fuera así, no lo catarían nunca. Juan, que era muy aficionado a la música, estaba abonado a diario, con seis amigos, a un palco alto de proscenio.

Apenas hay muchacha que se deje acompañar de uno de su igual. El mozo ha de traer por lo menos corbata y hongo, y ha de fumar con boquilla... aunque no tenga plato en que comer. Ninguna se oculta ya para ir al obscurecer acompañada de algún señorito, y a la vuelta de las romerías da grima verlas venir colgadas del brazo de ellos cantando al alta la lleva... ¡Pobrecillas!

Dirigíanla unas cuantas viejas, entre quienes descollaba por su displicencia, fealdad y decrepitud una tal madre Angustias, que usaba una caña muy larga para castigar á las niñas, y unas antiparras verdes, que más que para verlas mejor, le servían para que las pobrecillas no conocieran cuándo las miraba.

¡Ya lo creo, divertidísimo!... Ver las caras tan cómicas de esa pobre gente cuando se les pone al pecho el puñal de la caridad. ¡La bolsa... o el ridículo!... Y entregan las pobrecillas la bolsa y se quedan también con el ridículo. ¿Me traerá usted otra tarde, condesa?... , hija mía, con mil amores... Pero no me llames de usted, háblame de , dime Curra... ¡Vamos, que no soy tan vieja!...

Tío por aquí, tío por allá; la una le quitaba el sombrero, la otra tomaba su bastón, y las dos tiraban a un tiempo de su paleto, sonriendo ligeramente al ver el chaqué, que quedaba al descubierto, y que con sus cortos faldones dábale el aspecto de un pájaro desplumado. Las pobrecillas ya sabían vivir.

Señora... nada más natural repuso jovialmente el fraile, que era joven por más señas . Una bomba... ¡Pobre D. Paco!, no se ha sabido más de él... ¡Iban por la muralla!... Las dos niñas corrieron, corrieron... pobrecitas... Las recogimos en casa... se les dio agua y vino... ¡qué susto!, pobrecillas... a la señora doña Presentacioncita no se la pudo encontrar...

Semejantes á los fragmentos de un planeta lejano que hicieran desembarcar en la tierra á habitantes de otros mundos, esas rocas caídas de la cumbre también sirven de vehículo á colonias de plantas. Asombradas las pobrecillas de respirar otra atmósfera, de encontrarse en otras condiciones de frío y de calor, de sequedad y de humedad, de sombra y de luz, procuran aclimatarse en su nueva patria.

Yo las llorando como unas Magdalenas y soplándose las palmas de las manos, escaldadas por aquel fatídico instrumento de cinco agujeros que pendía de fatal espetera en el despacho de D. Paco. Las pobrecillas estuvieron a moco y baba todo el día.