Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de julio de 2025


Se estableció en París y ocupó tres años una casa enfrente del hotel de Borgoña, donde se representaban las comedias, y al lado del hotel Mendoza, así llamado por un volteador de maroma que hacía notables habilidades . En la puerta estaban los suizos de la guardia real, que le seguían por las calles, á uno y otro lado de la carroza, preciándose de que ésta fuera la más linda de la corte , así como de tener metresa .

Comenzaron á llegar hasta el comedor las escalas y arpegios del piano. Sánchez Morueta, con las mejillas enrojecidas por la digestión, mordiendo un magnífico cigarro, habló á Aresti de bajar al jardín. La tarde se había serenado y quería gozar de los últimos rayos de sol en las avenidas que rodeaban su hotel. Los dos primos pasearon por el jardín.

Ninguna de las dos pensó que lo que las tenía enlazadas no eran sus propios brazos, sino los de un cadáver: el cadáver de una santa y generosa señora. #Cena en Fornos.# Al salir del hotel de Osorio, Pepe Castro y Ramoncito se metieron en la berlina que esperaba al primero y se trasladaron a Fornos.

EL JUEZ. No lo dudo; pero, con arreglo a los informes de la Policía, usted fué sorprendido en un hotel de la calle de las Grandes Baldosas en compañía de una muchachita que no había cumplido los quince años; el padre y el hermano de la joven lograron del comisario un proceso verbal instruído a instancias suyas; la joven Elisa Machut declaró ante el oficial de Policía que había sido llevada a este hotel merced a pérfidos manejos, y que una vez encerrada con usted no había podido substraerse a sus galantes empeños.

Cerca de ellos estaba un coche, la portezuela se abre, ambos suben, el carruaje empieza su marcha.... Todo está perdido; ya no hay remedio. Al dia siguiente estaban en Livorno; al otro dia en Génova; al tercero en Marsella, al cuarto en Paris. Se hospedan en uno de los muchos hoteles de la calle de Buenavista, de la calle en que estamos nosotros, casi enfrente de nuestro hotel.

Mi compañera me miró sonriéndose, y con la magnanimidad orgullosa del que otorga una gracia ó concede un perdon, responde á secas: Mañana. ¡Dios te lo pague! contesté yo muy satisfecho. =Dia décimo tercero=. Almuerzo. Coche. Nuestra Señora de Paris. Hija deshonrada. Comida de campo. Salimos del hotel á las diez y media.

Mañana correrémos los bulevares de Montmartre, de los italianos, de las Capuchinas, de la Magdalena; bajarémos por la calle Real, siguiendo despues la calle de Rívoli, hasta el Hotel de Ville, y dando un vistazo á las Tullerías, Plaza de la Concordia, campos Elíseos, y arco de la Estrella, monumento suntuoso, que no cuesta á Paris menos de 39 ó 40 millones de reales.

Ahora, el mismo presentimiento le avisaba una reconciliación de los dos hombres, cuyos bultos distinguía confusamente. ¡Bendito sea el Cristo del Grao!... Y al saber que el capitán se quedaba á bordo hasta la tarde, se lanzó á la confección de uno de sus arroces magistrales, para solemnizar la vuelta de la paz. Poco antes de la puesta del sol, Ulises se encontró con su amante en el hotel.

Unas veces yendo los chicos a su hotel, otras yendo ella a casa de los chicos o llevándolos consigo al teatro o al paseo, se veían la mayor parte de los días. Pepe Castro, la primera noche que encontró a Raimundo en el salón de Osorio comprendió perfectamente lo que pasaba, y se llenó de despecho.

Ulises asentía á las reflexiones del cocinero, llevándose á la boca la primera cucharada con gesto interrogante... Luego sonreía, sumiéndose en gastronómica embriaguez. «¡Magnífico, tío CaragòlSu buen humor le hacía afirmar que los dioses sólo se alimentaban con arroz abanda en su hotel del Olimpo. Lo había leído en los libros.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando