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Actualizado: 26 de junio de 2025
Los que aun abrigan preocupaciones contra los extranjeros, pueden responder a esta pregunta: Cuando un forajido, un furioso, o un loco frenético llegase a apoderarse del Gobierno de un pueblo, ¿deben todos los demás Gobiernos tolerar y dejar que destruya a su salvo, que asesine sin piedad y que traiga alborotadas diez años a todas las naciones vecinas?
Nada, hombre, nada más que estudiantes. Basilio recobró su serenidad. ¿Qué ha pasado, pues? se atrevió á preguntar. Se han encontrado pasquines subversivos, ¿no lo sabía usted? ¿Dónde? ¡C ! en la Universidad. ¿Nada más que eso? ¡P ! ¿qué más quiere usted? preguntó el catedrático casi furioso; los pasquines se atribuyen á los estudiantes asociados, pero, ¡silencio!
Está furioso el infeliz, y costó Dios y ayuda quitarle un maldito revólver que ha comprado y con el cual quiere fusilar a las pobres Samaniegas y a otra persona que suele pasear por el barrio. La célebre doña Lupe estaba con el alma en un hilo.
Y convencido de que Ra-Ra, por ser igual á él, sólo podía decir tonterías cuando estaba furioso, prescindió de su persona para ocuparse únicamente de Popito. ¿Era posible que miss Margaret fuese á morir cuando él la había salvado?... Volver atrás resultaba imposible; en la tierra de los pigmeos sólo les esperaba la muerte.
Calumnias de los belgas, que no podía escuchar tranquilamente... Y se arrojó con dramático abandono en los brazos de su hermana. El señor Desnoyers se sintió furioso contra el destino, que le obligaba á convivir con esta mujer. ¡Qué cadena para la familia!... Y las fronteras seguían cerradas, siendo imposible desprenderse de ella.
D. Laureano la miró, sacudiendo al mismo tiempo la cabeza con indignación. ¡Allá voy, escandalosa, allá voy! respondió entre resignado y furioso, y volviéndose a los esposos añadió bajando la voz: Me voy por evitarles otro disgusto. El peor de los males no es tratar con animales, sino con locos. Perdonen ustedes. Buenas noches. Y salió detrás de su querida.
Pero el amor es el amor, y avasalla y enloquece a todas las clases sociales. Imagínese cómo estará el muchacho, que ya ni se peina, que era antes su principal cuidado. No sale de casa, y se pasa el día en sus habitaciones, en pijama y desgreñado. Apenas come; ha perdido no sé cuántos kilos. Está pálido como la cera y tiene un mirar entre loco y moribundo, unas veces lánguido, otras furioso.
Sin fuerza y medio muertos la mitad de los pasageros con las imponderables bascas que causa el balance de un navío en los nervios y en todos los humores que en opuestas direcciones se agitan, ni aun para temer el riesgo tenian ánimo: la otra mitad gritaba y rezaba; estaban rasgadas las velas, las xarcias rotas, y abierta la nave: quien podia trabajaba, nadie se entendia, y nadie mandaba. Algo ayudaba á la faena el anabautista, que estaba sobre el combes, quando un furioso marinero le pega un fiero embion, y le derriba en las tablas; pero fué tanto el esfuerzo que al empujarle hizo, que se cayó de cabeza fuera del navío, y se quedó colgado y agarrado de una porcion del mástil roto. Acudió el buen Santiago á socorrerle, y le ayudó á subir; pero con la fuerza que para ello hizo, se cayó en la mar á vista del marinero que le dexó ahogarse, sin dignarse siquiera de mirarle. Candido que se acerca, y ve á su bienhechor que viene un instante sobre el agua, y que se hunde para siempre, se quiere tirar tras de el al mar; pero le detiene el filósofo Panglós, demostrándole que habia sido criada la cala de Lisboa con destino á que se ahogara en ella el anabautista. Probándolo estaba
Sorege se levantó bruscamente y dijo con acento furioso: ¿Si no son ellos, soy yo? En este instante se abrió la puerta y apareció Julio Harvey, rojo de indignación. ¡Pardiez! sí, es usted, puesto que es preciso decírselo. ¿Hase visto obstinación semejante? Mi hija le ha tratado con demasiada consideración... Yo no hubiera tomado tantas precauciones. Sorege hizo un gesto terrible.
En el fondo del bosque brama el Arve, torrente furioso allí, y donde quiera reina la majestad de la naturaleza salvaje.
Palabra del Dia
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