Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de julio de 2025
Pero ¿qué vas a hacer con este furgón? preguntó Frantz . Puesto que no tenemos tiempo de llevarlo al Falkenstein, mejor sería dejarlo en el cobertizo de Cuny que abandonarlo en medio del camino. Sí, para que ahorquen al pobre viejo cuando vuelvan los cosacos, que estarán aquí antes de una hora. No tengas cuidado; se me ha ocurrido una idea. Frantz se unió al trineo que se alejaba.
No hace todavía diez minutos que llegué con el furgón a casa del tío Cuny. «No vayas al Donon me dijo , pues hace una hora que se ve el cielo rojo por ese lado... Seguramente allí arriba se están pegando de firme.» «¿Usted cree?» contesté . «A fe mía, sí.» «Entonces voy a mandar a Joson de explorador, para saber algo, y mientras tanto beberemos unas copas.» Pues bien, apenas había salido Joson, oigo unos gritos de dos mil demonios: «¿Qué es eso, Cuny?» «No sé» me respondió . Empujamos la puerta y vemos lo que pasaba: «¡Eh! exclamó el contrabandista ; somos nosotros los que tenemos el fuego en casa.» Salto sobre mi Fox, y en marcha. ¡Qué suerte!
En seguida el tren huyó indiferente como todos los trenes expresos, por la curiosidad humana; volvió el vacío furgón de equipajes a su cochera y el jefe de la estación cerró la puerta con llave y se fue a retiro.
En el fondo de esta calle había un poste clavado en la tierra; más allá un furgón obscuro tirado por dos caballos, y varios hombres vestidos de negro. El avance de la mujer fué acogido por una voz de mando, é inmediatamente empezaron á sonar tambores y trompetas en la cabeza de las dos formaciones. Hubo un ruido de fusiles: los soldados presentaban las armas.
Los equipajes ya están cargados, niño; pero, ¿sabe?... el baúl grande no puede ir en este tren; pero va más tarde. ¿Por qué? No sé qué me dijo el jefe, de que no hay furgón de encomiendas, porque dice que es rápido de pasajeros. Traiga la valijita. Toma, ¿y dónde está Melchor que no lo veo? Ahí viene con D. Ricardo.
Vamos gritó Divès ; el tiempo vuela. ¡En marcha! ¡En marcha! Todos salieron. Los contrabandistas condujeron el furgón, que contenía varios millares de cartuchos y dos barriles de aguardiente, a trescientos pasos de allí, en medio del valle, y desengancharon los caballos. Vosotros, seguid marchando gritó Marcos al resto de la caravana ; dentro de pocos minutos os alcanzaremos.
¡Ja, ja, ja! exclamaba el contrabandista ; estaba seguro que los miserables se detendrían alrededor del furgón para beberse el aguardiente, y que la mecha tendría tiempo de prender en la pólvora... ¿Creen ustedes que nos perseguirán? Sus brazos y sus piernas han volado a las copas más altas de los abetos... ¡Vamos, arre! ¡Quiera el cielo que suceda lo mismo a cuantos acaban de pasar el Rin!...
La falta de movimiento hacía que los ruidos fueran escasos: sólo se oían el penetrante sonido de una banda de cornetas que aprendía a tocar llamada por bajo del cuartel de la Montaña y el cansado grito con que se animaban varios mozos que, arrimando el hombro a un furgón, iban empujándolo hacia el muelle de descarga. En el andén no había casi nadie.
Delante de la puerta se hallaba el furgón de las municiones. Cuny salió exclamando: ¡Sea bien venida la señora Lefèvre! ¡Qué noche para las mujeres! Siéntense las señoras. ¿Qué pasa en el Donon? Mientras que se vaciaba la botella apresuradamente, fue preciso explicar lo sucedido otra vez.
Hubo un instante de silencio; después, con voz fuerte, Hullin prosiguió: Colon: vas a tomar el mando de los que queden, a excepción de los que forman la escolta de Catalina Lefèvre, que se quedarán conmigo. Irás a reunirte con Piorette, en el valle del Blanru, pasando por Dos Ríos. ¿Y las municiones? preguntó Marcos Divès. Yo he traído mi furgón dijo Jerónimo ; Colon puede utilizarlo.
Palabra del Dia
Otros Mirando