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Parecía que a cada uno le acababan de robar el honor de su hija. ¡Morral, ladrón, gran cochino! ¡Así te ahorquen por los pies! ¿Eres el que recibías los toros? ¡A la cárcel con ese pillo! Señor presidente, ¿para cuándo quiere V. la Guardia civil?

¿Y la reina?... yo no me he atrevido á preguntar... no me he atrevido á hablar... pero el alcázar está tranquilo... ¡oh! ¡si hubiese querido Dios que el golpe se hubiese frustrado!... ¡, , Dios lo habrá querido!... exclamó el cocinero ¡porque Dios no querrá que nos ahorquen inocentes! La horca era el pensamiento fijo de Montiño. ¡Que nos ahorquen! ¡No, no puede ser! se ha perdido el rastro.

Cuidado que yo le pego un flechazo al blanco, por pequeño que sea y á trescientos cincuenta pasos, cosa que no pueden hacer muchos y muy buenos arqueros de ambos reinos; pero que me ahorquen si puedo leer mi nombre trazado con esos garabatos que vosotros usáis.

Que me ahorquen si recuerdo haber visto belleza que le sea comparable, aun en la época en que yo era un guapo mozo, dicho sea esto sin ofenderos, señora agregó, inclinándose hacia la señora Crackenthorp, sentada a su lado ; a vos ni os conocía cuando erais joven como la señorita Nancy aquí presente.

Hasta la puertecilla del muro, pero no más adelante. Iré al cenador. ¡Que me ahorquen si lo permito! exclamé levantándome y apoyando la espalda en la repisa de la chimenea. Sarto añadí, tengo confianza en esa mujer e iré. Pues yo no tengo fe en ninguna mujer, y no irá usted. O acudo a la cita o me vuelvo a Inglaterra le dije.

De todo el lento chorrear de palabras, sólo algunas llegaban hasta su cerebro, clavándose en él con la persistencia de la obsesión «Glasgow... Liverpool... necesarios nuevos mercados... abaratar las tarifas de ferrocarriles... los agentes ingleses son unos ladrones...» «Bueno, que los ahorquen», contestaba mentalmente Rafael.

Que ocurre entretanto algo de lo que usted desea: me entero de la calidad del apuro; resulta honrado, puedo sacar de él a la persona; y a la buena de Dios y como entre caballeros, «toma lo que apeteces, y venga el resguardo», con las cláusulas que se establezcan y por un interés que no pasará del seis aunque me ahorquen.

Valiéndoos de ese tintero de cuerno que traíais preparado me habéis hecho escribir a mi mujer para que entregue dos mil duros si no quiere que me ahorquen. Y te ahorcaremos y te descuartizaremos como no los entregues dijo el enmascarado con voz disimulada y extraña.

Pronunciaron muy doctos y elocuentes discursos, pero nada averiguaron. Señor, dijeron al cabo todos ellos al Rey, postrándose humildemente a sus pies e hiriendo el polvo con las respetables frentes, somos unos mentecatos; haz que nos ahorquen; nuestra ciencia es una mentira: ignoramos quién sea el pájaro verde, y sólo nos atrevemos a sospechar si será acaso el ave fénix del Arabia.

Desde un balcón los insultó una mujer. ¡Canallas! ¡Gentuza ordinaria! ¡Ojalá os ahorquen, que es lo que merecéis!... Y en los guijarros del pavimento, resonó el choque de una vasija de barro rompiéndose, sin que los fragmentos alcanzasen a nadie.