Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de mayo de 2025
Hace un momento Frantz Materne, a quien había mandado que hiciera un reconocimiento, y todos los peatones de Piorette, de Jerónimo y de Labarbe han venido a decirme que los alemanes regresan a Mutzig. Materne padre y Kasper, después de enterrar a los muertos, han averiguado en Grand-Fontaine que no se ve nada anormal del lado de San Blas de la Peña.
El país se verá cubierto de cosacos y bandidos de todas clases. Cuando el ejército enemigo entre en Lorena, haré una señal a Piorette; éste se interpondrá desde el Donon al camino, y cuantos rezagados se hallen esparcidos por la montaña quedarán como cogidos en una red.
Sin contar los que anden por esos campos. Entonces, ¿qué quieres que haga Piorette, con sus trescientos hombres, frente a tal muchedumbre de bandidos? Te lo pregunto con toda franqueza, Hullin.
Juan Claudio, repuesto de la emoción, dijo con acento firme: Jerónimo, Catalina, Materne y vosotros todos, ¿estáis muertos? ¿No veis aquella hoguera, más allá del Blanru? Es Piorette, que viene a socorrernos. Y en el mismo instante una profunda detonación repercutió en los desfiladeros del Jaegerthal, como ruido de tormenta.
En aquel momento la voz de Hullin volvió a temblar; sus ojos se llenaron de lágrimas, y continuó: Resistimos hasta las dos; yo veía a los valientes muchachos caer al grito de «¡Viva Francia!» Al principio de la acción había mandado un aviso a Piorette, que llegó a paso de carga con cincuenta hombres escogidos. ¡Era ya tarde!
Es preciso, pues, que todos los presentes acudamos a defender la posición; es preciso que todo el país nos vea y diga: «Catalina Lefèvre, Jerónimo, Materne con sus dos hijos, Hullin, el doctor Lorquin, allí están y no quieren rendir las armas.» Este ejemplo reanimaría el espíritu de los hombres de corazón. Además, Piorette resistirá en el bosque, y su fuerza irá aumentando día por día.
Imposible, Catalina, lo siento mucho; habría necesidad de hacer una escalera en el hielo para bajar, y los alemanes, que van a volver dentro de una o dos horas, la utilizarían para el asalto. Vámonos. Hay que comunicar el triunfo a todas las aldeas: a Labarde, a Jerónimo, a Piorette. ¡Eh! ¡Simón, Niklo, Marchal, venid!
Que Materne, el padre; Labarbe, de Dagsburg; Jerónimo, de San Quirino; Marcos Divès, Piorette el ségare y Catalina Lefèvre entren en la fábrica. Vamos a deliberar. Dentro de un cuarto de hora o de veinte minutos daré las órdenes. Mientras tanto, cada aldea designará dos hombres para que vayan con Marcos Divès a buscar pólvora y balas al Falkenstein.
El comandante Meunier me conoce porque le vendo tabaco hace tres años. Ha hecho, como tú, las campañas de Italia y de Egipto. Le expondré la situación. Veré a Gaspar Lefèvre. Haré cuanto sea preciso para que nos den quién sabe si una compañía. Con el uniforme nada más, estamos salvados, Juan Claudio; la gente útil que quede se unirá a Piorette y, en cualquier caso, puede venir en nuestro socorro.
Los reunidos salieron de la cabaña, y Hullin, en presencia de todo el mundo, nombró a Labarbe, a Jerónimo y a Piorette, jefes de los puertos; luego ordenó a los naturales de las orillas del Sarre que se congregasen lo más pronto posible cerca de la finca de «El Encinar» llevando hachas, picos y fusiles. Saldremos a las dos les dijo Juan Claudio , y acamparemos en el Donon, enmedio del camino.
Palabra del Dia
Otros Mirando