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Actualizado: 28 de julio de 2025
Toda la principalía en ejercicio, y fuera de él, todos los capitanes pasados, cabezas reformados, vecinos condecorados, jefes de cuadrilleros, caudillos, primogénitos y cuantos tienen, han tenido ó esperan tener algún cargo municipal, se sientan en la mesa del festín en esas veinticuatro horas.
¿Y qué valía todo ello en comparación del festín homérico preparado en la sala de la rectoral? Media docena de tablas tendidas sobre otros tantos cestos, ayudaban a ensanchar la mesa cuotidiana; por encima dos limpios manteles de lamanisco sostenían grandes jarros rebosando tinto añejo; y haciéndoles frente, en una esquina del aposento, esperaban turno ventrudas ollas henchidas del mismo líquido.
Era digno de sentarse en algún festín pelásgico ó cuando menos de asistir á la famosa hecatombe que Nestor, rey de Pylos arenosa, celebró en honor de Neptuno, y comerse uno de aquellos bueyes á medio asar.
De pronto sintióse el galope de un caballo que se detuvo a la puerta de la casa parroquial, y el jinete, sin descalzarse las espuelas penetró en la sala del festín. El nuevo personaje llamábase don Antonio de Arriaga, corregidor de la provincia de Tinta, hidalgo español muy engreído con lo rancio de su nobleza v que despotizaba, por plebeyos, a europeos y criollos.
Comió, si no con gran placer, al menos sin hacer ningún asco, mientras el mayordomo la contemplaba fijamente con expresión triunfal. El Canelo participó también del festín, y bien lo tenía ganado, pues por milagro no se le desprendió el rabo á fuerza de menearlo. Vamos, vamos, que ya es hora de ir llegando á la fiesta. Y otra vez emprendieron la marcha, alargando el paso.
En su desmayo juzgó que pasaban lentamente horas y más horas, que luego amanecía, y que por fin alguien daba señales de vida en aquel palacio, ayer del regocijo y hoy de la tristeza. Los pasos se acercaban, y manos desconocidas intentaron poner en orden los restos del festín.
Tú, que nunca has llenado sus profundas copas en la mesa del festín, ni les has presentado la carne humeante del jabalí Sarimar, ¿para qué sirves? ¿Para hilar sábanas?
La comida era sustanciosa y el apetito excelente, y sentados en el suelo en grupos de diez o doce, comenzaron los chicos aquel festín delicioso, a que las brisas del mar prestaban su frescura, los rayos del sol sus resplandores y la alegría de la infancia su graciosa locuacidad.
El carácter de Don Juan es de superior mérito dramático; no así la exposición de sus delitos, defectuosa á nuestro juicio . Esta composición, según parece, fué más famosa en el extranjero que en España. En el teatro italiano aparece ya hacia el año 1620 . En Francia hay tres imitaciones de la misma con el título ininteligible de Le festin de pierre.
¿A esto llama usted choza, y están las paredes llenas de santos? Vaya, vaya, usted me perdonará el atrevimiento; pero yo necesitaba hablar con usted, y pensé que almorzando se entienden las gentes. Tantas gracias. Se sientan cerca de la chimenea, cuyas llamas se reflejan en los vidrios de los cuadros, y comienza el festín.
Palabra del Dia
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