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Actualizado: 11 de mayo de 2025
No tuvo, por último, más que un mérito: murió al cabo de siete u ocho años, dejando a Fabrice una niña que por dicha no se parecía a su madre.
¡Sí, inocente!... ¡por supuesto!... ¡qué tontísimo eres!... yo estoy segura de que Fabrice gusta a... a su señoría... No puede negarse, la verdad que es hermoso, con la más peligrosa de las hermosuras... la hermosura tenebrosa de los hombres de inteligencia... y luego, eso, el prestigio del talento... ¿Crees tú que esos cotidianos tête-
Prolongóse aún un poco de tiempo la conversación entre ellos, y mientras paseaban por la avenida central del parque, Beatriz daba al artista algunos antecedentes sobre la persona de su tutor, a quien se proponía escribir en seguida y cuyo consentimiento no era dudoso; y habiendo llegado en esto la hora de sesión, para el retrato de la señora, Fabrice volvió al castillo, encontrándose momentos después cara a cara con aquélla.
Me encuentro en esa fatídica línea que separa la juventud de la edad madura... Si resbalo, en ese período de la existencia, llevando a él las pasiones y los hábitos de los pasados días, no puedo hacerme ilusiones sobre el porvenir que me espera... Me parece que tengo algunas nociones siquiera de honor y de buen gusto... además, profeso instintivo horror a todo lo que es falso y bajo... y, sin embargo, si me abandono al ciego destino en estos momentos de crisis, vislumbro un futuro que hiere todas mis singulares aprensiones... Entreveo en el horizonte amores de decadencia, una juventud artificial obstinándose en combatir en vano contra las advertencias y las humillaciones de la edad... secretas operaciones de tocador tan vergonzosas como inútiles... alguna vieja amante legítima in extremis... y otras mil cosas del mismo género, a las cuales, es cierto, amigo mío, que en nada me cedían cuanto a delicadeza, han concluído por resignarse mansamente... Pues bien, mi buen Fabrice, cuanto más reflexiono acerca del medio de escapar a este triste futuro, tanto más me convenzo de que no hay otro medio sino seguir la trillada senda de nuestros antecesores.
Estas palabras dichas, retiróse discretamente Fabrice en el momento que comenzó a bailarse. Su creciente reputación le había abierto de par en par las puertas de los salones y de la alta sociedad parisiense; pero, como la mayor parte de aquellos que nacieron fuera de ese medio y a él llegaron tarde, sentía siempre en el mundo cierta cortedad, cierta inquietud que lo desconcertaba, disgustándolo.
Y tu tía, ¿qué dice? Mi tía... tiene paciencia... pero a ti te reclama a voz en grito, y para anticiparse a cualquier objeción te ruega que vayas con Marcelita, que hará allí buena provisión de salud corriendo en los bosques. Aunque demostrando su agradecimiento, manifestó Fabrice dudas y empacho en admitir las ofertas de la baronesa.
Sí, ¿no es verdad? replicó Fabrice ; tú la conoces bien... y aun antes que yo... Me responderías de su honor con el tuyo, ¿no es cierto? ¡Absolutamente! Y harías bien... porque el tuyo y el suyo corren parejas... Y poniendo la carta del marqués bajo la vista de éste: ¡Lee! Pierrepont retrocedió cual si delante de él se hubiese levantado un espectro.
¡No es usted sincera en este punto! ¡No! pero doblemos la hoja, hablemos de otra cosa, se lo ruego... ¿Es complaciente su amigo Fabrice?... ¿Sería amable conmigo si tuviese necesidad de pedirle algún favor? ¿Qué cree usted? Estoy seguro de que sí... Pero es necesario que bajemos aquí; de otro modo la corriente nos arrastraría por encima de la esclusa.
¡Pues bueno! obedezco... me iré mañana... si no hay vapor en nuestros puertos marcharé a tomar uno en Inglaterra... Esta noche le mandaré la carta para Fabrice... se la entregará usted en tiempo oportuno... Adiós, señora... Estrechó efusivamente con sus dos manos la mano de la vizcondesa y se retiró. Dos días después se embarcaba en el Havre con rumbo a los Estados Unidos.
Además, no será larga añadió Fabrice , porque, si no me engaño, todo lo sabes... Tus nervios te han denunciado... ¿Has oído, no es cierto, mi conversación con Pierrepont en el taller? Hizo ella un signo afirmativo.
Palabra del Dia
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