Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de mayo de 2025


Ya me lo figuro. ¡Y que no serán cortos de tragaderas los curánganos de San Sebastián, compañeros y amigos de tu D. Romualdo! Todo lo que le diga es poco. Cuéntame: ¿qué les has puesto? preguntó ansiosa la señora, que gustaba de saber lo que se comía en las casas ajenas . Ya estoy al tanto. Les harías una mayonesa. Lo primero un arroz, que me quedó muy a punto. ¡Ay, Señor, cuánto lo alabaron!

De repente se me ocurrió esta idea: «¿Si fueras Marta, qué harías en este momento?» Y un pavor tal se apoderó de , que la sangre me subió hirviente a la cara. ¿Eres miedosa, chiquilla? me preguntó. Yo sacudí la cabeza. Entonces, ven. Ya estoy a tu lado. Ponte allí, delante de . Hice lo que me pedía: mis pies tocaban casi el borde de la piedra.

Si no fueses el emblema de la belleza serías el de la salud y de la fuerza. Dice Gustavo Núñez que si me dieses una bofetada me harías polvo... y voy creyendo que tiene razón. ¿Pues cuándo me ha visto tu amigo Gustavo Núñez? Días pasados cuando íbamos de compras con Elena. Debe de ser muy burlón ese amigo. Es el hombre más gracioso que conozco.

Es de esperarse, Reinita. Es de esperarse... Contestadme de un modo más categórico, mi cura. ¿En qué pensáis? ¡Oh! no es posible que se enamore de una extranjera; decidme que no es posible y que pronto me querrá. Lo deseo ardientemente, pobre hijita mía; pero harías bien en suponer lo contrario y prepararte de antemano. Me vais a hacer morir de impaciencia, con vuestra resignación, señor cura.

Yo le contar en la fuente mientras daba agua a sus mulos, y haciéndose cruces, la indignación que le causó, cuando servía en Córdoba a una marquesa, el averiguar, estando él en la cocina, que llevaban a dicha señora un enorme lebrillo y dos grandes jarros de agua a su cuarto. "¿Qué harías le preguntó una chica si tu mujer emplease también un lebrillo por el estilo?"

Le compraba juguetes caros, le ponía en la mano, para que las rompiera, las figuras de china de la sala y le permitía comer mil golosinas. «¡Ah!, si fueras madre de verdad no harías esto...». «Pues si no lo soy, mejor... ¿A ti qué te importa?». «A nada. Dispensa, hija, ¡qué genio!». «Si no me enfado...». «¡Vaya, que estás mimadita!».

, ¿no es verdad? replicó Fabrice ; la conoces bien... y aun antes que yo... Me responderías de su honor con el tuyo, ¿no es cierto? ¡Absolutamente! Y harías bien... porque el tuyo y el suyo corren parejas... Y poniendo la carta del marqués bajo la vista de éste: ¡Lee! Pierrepont retrocedió cual si delante de él se hubiese levantado un espectro.

Se le tenía por uno de los jóvenes más formales o acaso el más formal de la villa y servía siempre de espejo a los padres de familia para afear la conducta de sus hijos calaveras: «¿No ves a Isidorito qué bien se produce en sociedad, y con qué aplomo habla sobre todas las cuestiones?» «¡Ah, si fueses como Isidorito, qué vejez tan dulce me harías pasar!» «¡Vergüenza te había de dar que Isidorito se hubiese hecho doctor hace ya cuatro años, y no hayas logrado graduarte de licenciado todavía, zopenco

Si tuviéramos ahora la máquina... harías camisas de hombre... ¿Camisas de hombre? Eso no me gusta. O ropa blanca de señoras... Cosa rica, cosa buena. Mejor sería... Yo pensaré. Confecciones, sombreros... ¿Qué tal? tienes un gusto... Gusto . Consulta con Emilia. Ella te dará buenos consejos Yo lo pensaré; yo meditaré sobre esto y lo decidiré pronto. Ahora vamos a otra cosa.

Confesábase un gitano, ladrón empedernido y díjole el cura: ¿Qué harías, infeliz, si el Juez Supremo te llamara ahora al juicio? ¿Pues qué había de jacer?... ¡No dir!...

Palabra del Dia

ábregos

Otros Mirando