United States or Antigua and Barbuda ? Vote for the TOP Country of the Week !


En vez de agradecerme lo que hago por vosotras, me calumniáis ... No, no: entendámonos. , Rumalda, estate tranquila: que tienes necesidades, que los tiempos están malos... Cuando los tiempos están malos, hijas, ¿qué hemos de hacer sino ayudarnos los unos á los otros?

¡No puede usted, no puede usted!... ¡no lo mueva usted, es peor!... ¡Me voy a matar! gritó la Fandiño. Los demás callaban. ¡Estate quieta! dijo en voz baja, ronca y furiosa don Álvaro, que de buena gana la hubiera visto caer de cabeza. E intentó el segundo esfuerzo sin fortuna. Aquello no se movía. Sudaba más de vergüenza que de cansancio. Un hombre como él debía poder levantar a pulso aquel peso.

Ama y criada comieron juntas, y de sobremesa Doña Paca le decía: «No debes escatimar el tiempo a esos señores; y aunque tu obligación es servirles no más que hasta las doce, si algún día quieren que te estés allí por la tarde, estate, mujer, que ya me entenderé yo aquí como pueda. Eso no respondió Benina , que tiempo hay para todo, y yo no puedo faltar de aquí.

Ahora, chiquillo, estáte tranquilo continuó D.ª Gregoria, sentándose a mi lado . ¡Cuánto se va a alegrar el Sr. Juan de Dios cuando te vea! ¡Cómo! exclamé con la mayor sorpresa . ¿Juan de Dios vive aquí? ¿Pues en dónde estoy? ¿Y ustedes quiénes son? ¿Qué ha sido de Inés? ¡Otra vez Inés! Este joven no está todavía bueno. Dejémonos de Ineses, y a descansar.

¡Ah!, esto está perdido murmuró Jacinta en los respiros que las caricias de su marido le dejaban, ahogándola... . Mira, estate quieto y no me sofoques. No tengo yo gana de bromas. Vamos al caso, niñita mía. Para que yo te cuente lo que deseas saber, es preciso que me cuentes antes a otra cosa.

Olmedo, al mismo tiempo que sondeaba la inmensa gravedad del propósito de su amigo, no pudo menos de reconocer que a él, Olmedo, al perdulario de oficio, no se le había pasado nunca por la cabeza una majadería de aquel calibre. «Descuida, chico, lo que es por no lo sabrá nadie, ¡qué narices! Soy tu amigo ¿ o no?, pues basta ¡narices! Te doy mi palabra de honor; estate tranquilo».

Toda la tarde me han picado las moscas. ¿Es que yo soy una mosca, Flora? No, eres un moscón; no picas pero zumbas, zumbas sin cesar y me mareas. ¿Quieres entonces que me esté callado? , estate calladito y no me digas las simplezas que me ensartaste el día pasado en Rivota. Jacinto bajó la cabeza y permaneció en pie y silencioso. Su rostro terso de adolescente expresaba profunda tristeza.

Regateó con discreción y tacto, y de vuelta en su casa con el objeto que había comprado, lo escondió, lo agazapó debajo del colchón, diciendo estas palabras: «Estáte quieta, ahí, quieta». Capítulo XV ¿Es o no es?

Pasado el berrinche, se fijó en la cara de su sobrina, encontrando en ella un oscurísimo jeroglífico que no podía descifrar: «Pero estate sin cuidado que ya te lo acertaré yo... Conmigo no juegas ».

«Con que no lo olvides... Preséntate en cualquier estudio, y eres un hombre. Con tu piojín a cuestas, serías el San Cristóbal más hermoso que se podría ver. Adiós, adiós...». Más escenas de la vida íntima i Saliendo por los corredores, decía Guillermina a su amiga: «Eres una inocentona... no sabes tratar con esta gente. Déjame a , y estate tranquila, que el Pituso es tuyo. Yo me entiendo.