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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Ha concluido por cansarse de . ¡Eso no es verdad! ¡eso no es verdad! Pero papá estaba detrás de nosotros e informaba a Roberto que, según su deseo, el carruaje estaría listo al día siguiente al amanecer. Entonces no te volveré a ver exclamé espantada.

Hubieran muerto todos... Sensia le miró espantada; las mujeres se persignaron: Capitan Toringoy que tenía miedo á la politica, hizo ademan de alejarse. Momoy acudió á Isagani. Siempre es malo apoderarse de lo que no es suyo, contestó Isagani con enigmática sonrisa; si ese ladron hubiese sabido de qué se trataba y hubiese podido reflexionar, ¡de seguro que no lo habría hecho!

Aquella mirada brillante y dulce empapada en llanto, tenía una expresión de reproche, de dulzura, de indecible perspicacia. Hubiérase dicho que estaba menos asombrada de una confesión ya hecha, que espantada de la inútil ansiedad que advertía en .

Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba. ¡Dorotea! alcanzó a lanzar en un estertor. ¡Dame caña! Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno. ¡Te pedí caña, no agua! rugió de nuevo. ¡Dame caña! ¡Pero es caña, Paulino! protestó la mujer espantada.

Me sentí espantada hasta el fondo del alma por misma quizá tanto como por ella; me negué con toda la energía que pude encontrar en ; pero ella insistió, y, ante la amenaza que me hizo de revelar a la familia mi correspondencia con Roberto, tuve que consentir de grado o por fuerza. Entonces vinieron días tristes; Marta vagaba, semejante a un fantasma.

Pidióle perdón desta locura, y consejo para poder remedialla y salir bien de tan revuelto laberinto como su mal discurso le había puesto. »Espantada quedó Camila de oír lo que Lotario le decía, y con mucho enojo y muchas y discretas razones le riñó y afeó su mal pensamiento y la simple y mala determinación que había tenido.

Poco a poco la figura de Nepomuceno, del odiado y odioso Nepomuceno, había ido creciendo a los ojos de la imaginación espantada de Bonis; sobre todo, las patillas cenicientas, en que el desgraciado veía el símbolo de todas las matemáticas aplicadas a la hacienda, el símbolo de los aborrecibles intereses materiales, del negocio, de la previsión y del ahorro... y la trampa si a mano viene; aquellas patillas habían subido, tocado las nubes, y en el inmenso abismo hundían los lacios hilos grises de sus puntas. ¡Rayo en ellas!

Tenía en la mano la jeringuilla, y fijó en Nébel su mirada espantada. ¿Hace mucho tiempo que usas eso? le preguntó él al fin. murmuró Lidia, doblando en una convulsión la aguja. Nébel la miró aún y se encogió de hombros.

«Pues vamos a cuentas. ¿Usted quiere que establezcamos la posibilidad, esta es la cosa, la posibilidad de casarse con un Rubín?». señor respondió Fortunata con cierto miedo, espantada aún por aquello de los gusanos.

Consiguiólo al punto; al oír la dama el nombre de masones, apagóse en el acto su ira y llenóse en cambio de un espanto casi pueril, extraño en un carácter de tan enérgico temple. ¡Vámonos, vámonos! decía . Por Dios te lo pido, Jacobo; no te quedes aquí. ¡Vámonos! Y con acento de verdadero terror, mirando a todas partes espantada, repetía muy bajo: ¡Excomulgados! ¿Sabes? ¡Están excomulgados!...

Palabra del Dia

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