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Actualizado: 7 de mayo de 2025


Cierto es que en las almas capaces de abrigar ideas generosas y escrúpulos delicados, tienen éstos y aquéllas mucha fuerza, principalmente en los comienzos de la pasión, y de las mismas declaraciones del joven resultaba que su amor estaba en la base inicial.

Su habilidad suprema en el manejo de la pistola le ponía en condiciones de saciar este deseo, pero al mismo tiempo despertaba en su conciencia ciertos leves escrúpulos que procuraba sofocar por medio de reflexiones más o menos fundadas. «Nanín es un gran cazador se decía . Conoce admirablemente el manejo de la carabina. ¿Por qué no ha de tirar también la pistola

En vano la voz cuerda le insultó mientras formulaba tales ofrecimientos. Se comprometía ciegamente; tal vez esta aventura iba á ser la más terrible de su historia... Pero para acallar sus escrúpulos, la otra voz gritaba: «Eres un caballero, y un caballero no abandona por miedo á una mujer horas después de haber recibido el presente de su cuerpo. ¡Adelante, capitán

Julián aceptó la comisión, y entonces el señorito mostró remordimientos o escrúpulos de habérsela encomendado. Mire usted advirtió que allí se necesitan muchas agallas.... Primitivo es hombre de malos hígados, capaz de darle a usted cien vueltas.... Dios delante. Matar no me matará.

Y recordando aquel gerundio que tanto efecto había hecho en otra ocasión, resumía diciendo: De todas maneras, eso de vivir bajo el mismo techo que cobija a la viuda infiel de su mejor amigo es... ¡es nauseabundo! Y nadie se atrevía a negarlo. Todos aquellos escrúpulos que tenía la tertulia de los Vegallana, habían atormentado también a la Regenta.

Dado el carácter de la Condesa, la seriedad de sus escrúpulos, la sinceridad de sus remordimientos, debemos creer que, apenas usted se marchó, ella comenzó otra vez a acusarse, a prohibirse el mantenimiento de la esperanza que acababa de conceder y aceptar. En tal situación, ¿qué motivo tenía el Príncipe para matarla?

Pensó por última vez en su madre, amante de su prestigio y temerosa de las murmuraciones de los enemigos; en aquellos demagogos que por la mañana se asomaban a la puerta de los cafés burlándose de la manifestación; pero todos sus escrúpulos se desvanecieron al ver la cerca de altas adelfas y punzantes espinos, las dos pilastras azules en que se apoyaba la puerta de verdes barrotes, y empujando esta entró en el huerto.

La cabeza era exigua; su rostro tenía el arrugamiento de las manzanas invernizas, de las ciruelas, de todas las frutas que se contraen y momifican, perdiendo su líquido. «¡Doña Pepa!...» Los dos viejos se tuteaban ahora en presencia de Ulises, con la tranquila amoralidad de los que se ven próximos á la muerte y olvidan los temores y escrúpulos de una vida que se va derrumbando á sus espaldas.

Aquella misma noche, antes de separarnos, estando yo presente, le escribió a su marido. Le aviso al señor de Nièvres que está usted aquí me dijo. Y me di cuenta de lo que semejante precaución, tomada en mi presencia, implicaba de escrúpulos y resoluciones leales. No había visto a Julia. Estaba débil y agitada.

Clara le amaba, y á su despecho, contra su voluntad, había declarado su amor; pero sólo con los ojos, por donde se le iba el alma en busca del bizarro y gracioso estudiante, sin que todos sus escrúpulos religiosos v filiales fuesen bastante poderosos para detenerla. Don Fadrique pudo convencerse, en el largo coloquio que tuvo con D. Carlos, de que su pasión por Clara era verdadera y profunda.

Palabra del Dia

hociquea

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