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Cuando se nombra á Estrasburgo, desde el primer instante el gastrónomo y el bebedor recuerdan los famosos pasteles de hígados de gansos y la renombrada cerveza, cuyo nombre es casi tan explotado como el del agua de Colonia; y el artista piensa en los primores de la admirable catedral, y en las bellezas de algunos otros monumentos, como el del Mariscal de Saxe, en la iglesia de Santo-Tomas.

De decir que nada ha producido en mi espíritu una impresión más sombría y solemne a la vez, y que por ello tengo a los sacristanes y monaguillos en opinión, no diré de santos, sino de ser los hombres de más hígados de la cristiandad. ¡Me río yo de los bravos de la Independencia!

Muchos caerían aún en las últimas convulsiones de la batalla que continuaba á sus espaldas, agitando con un trueno incesante la línea del horizonte... Vió pantalones de grana que emergían de los rastrojos, suelas claveteadas que brillaban en posición vertical junto al camino, cabezas lívidas, cuerpos amputados, vientres abiertos que dejaban escapar hígados enormes y azules, troncos separados, piernas sueltas.

Mi amo queda haciendo penitencia en la mitad desta montaña, muy a su sabor. Y luego, de corrida y sin parar, les contó de la suerte que quedaba, las aventuras que le habían sucedido y cómo llevaba la carta a la señora Dulcinea del Toboso, que era la hija de Lorenzo Corchuelo, de quien estaba enamorado hasta los hígados.

CHOCHAS GUISADAS. Se limpian bien y se les saca las tripas y los hígados. CHOCHAS AL HORNO. Desplumadas y limpias sin abrirlas ni quitarles las cabezas, se las envuelve en tocino fresco; después de sazonadas con sal se atan con un hilo, y en una tartera se meten al horno.

Comiéronse los caballos y otros animales, repartiéndolos por raciones, y hubo algunos, y no es manera de decir, que comieron hígados de turcos; y se vió vender una gallina en 14 ducados, y muchas cabezas de cebollas, que llevó una fragata que fué con unos despachos de Sicilia, á ducado cada una, y cada cabeza de ajos un real, y á este respecto, y otras cosas que llevó.

Mi fama me perdió, lo mismo que á otros muchos buenos tiradores ingleses, pues cuando nuestras luchas nos hicieron caer en manos de Douglas, aquella hiena, en lugar de matarnos, nos hizo cortar tres dedos de cada mano para que no pudiésemos despacharle más soldados ó atravesarle á él mismo los hígados de un flechazo. ¡Quiera Dios que estos dos hijos míos paguen un día con creces la deuda de su padre!

Desengáñense ustedes decía Fuertes sentándose , que esto no tiene señal de juicio... ni los que andan en ello tampoco... ¡Ah! pues dejen ustedes que se inflen todos esos trapos y empiece el viento a enredarse entre ellos... ¡Ni san Pablo para aquí entonces sin romperse la crisma con algo, o echar los hígados por la boca!...

¿Y con esas teorías, y con esos... hígados dijo Verónica levantándose y dando a su amiga unos golpecitos en cada mejilla con el abanico cerrado , te me andabas con melindres al comenzar a hablarme de tu casamiento, como una colegialilla ruborosa? Pues, créeme respondió Sagrario, levantándose también : así y todo, me costaba empezar.

Flotaban en su superficie las lunas de grasa, y entre las rebanaditas de pan impregnadas de suculento líquido, los menudillos de la gallina, las tiernas yemas de color de ámbar y los negruzcos hígados, que se deshacían al entrar en la boca. Todos comían con apetito, especialmente don Juan, que, a pesar de su sobriedad de avaro, era un tragón terrible al entrar en mesa ajena.