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Actualizado: 18 de julio de 2025
No desoía jamás esta clase de ruegos Gracián, que además de eclesiástico bondadoso era médico hábil, y precedido de la coja, llevando tras sí al cleriguito joven que le acompañaba, acometidos cien escalones que conducían a la morada del infeliz matrimonio.
Si se torna la mirada á derecha é izquierda, sobre la costa misma de Vevey, se ve donde quiera un enjambre pintoresco de casas de campo y viñedos entrecortados por cercas de palos, y sostenidos en anchos anfiteatros de muchos escalones por pretiles ó muros de construccion sólida y sencilla que impiden los derrumbes del terreno.
Tan presto recibe el rio brillantes cascaditas, que brincan de lo alto de las rocas laterales en uno ó mas escalones, ó descienden en hilos perpendiculares por los muros tajados, como se bifurca en canales artificiales cuyas aguas dan impulso á numerosos molinos atrevidamente construidos sobre los abismos que dominan el cauce.
Véase el estudio especial titulado Armamento de las carabelas de Colón, inserto en esta memoria. Véase igualmente el estudio Instrumentos de que se sirvió Col en sus viajes. El timón era recto, de pala ancha que se estrechaba hacia la parte superior con dos escalones.
Es la hija de mi hermana y eso me impone ciertos deberes. Fabrice bajó lentamente los escalones del andamiaje sobre que pintaba, y mirando fijamente a Calvat: ¿Qué me quieres decir con eso? Quiero decirte que Marcela está aquí en malísima escuela, y que no debe permanecer por más tiempo en ella. ¿Por qué?
Deseamos hablarle. ¿Promete usted no hacer fuego hasta habernos oído? ¿Tengo el gusto de hablar con el señor Dechard? pregunté. No importa el nombre. Pues entonces prescindan ustedes del mío. Corriente. Tengo que hacerle a usted una proposición. Yo seguía mirando por la hendidura y vi que mis enemigos habían subido dos escalones y que tres revólvers apuntaban a la puerta. ¿Nos deja usted entrar?
Con un pequeño latir en el corazón, pensaba Delaberge en la vieja hospedería con su umbral, al que se subía por cinco escalones y con su muestra de hierro enmohecido, en los ojos lánguidamente soñadores de la señora Miguelina y en la figura rabelesiana y llena de malicia de su esposo...
Ester subió en silencio los escalones, y permaneció de pie en el tablado, asiendo á Perla de la mano. El ministro tomó entre las suyas la otra mano de la niña. No bien lo hizo, parece como si una nueva vida hubiera penetrado en su sér, invadiendo su corazón á manera de un torrente y esparciéndose por sus venas.
Fuimos el holandés y yo al muelle. Mi compañero de embriaguez bajó los escalones de una escalerilla y se puso a gritar, hasta que brotó de entre las tinieblas un bote blanco. Creí que el hombre se caía al agua con su traje de etiqueta y su flor en el ojal; pero no, se mantuvo firme y saltó al bote con agilidad. Luego, me saludó con el sombrero en la mano, con gran reverencia. Good night me dijo.
Vé tú por ellos si quieres respondió con más sequedad aún. Entonces Velázquez, reparando que los amigos se habían callado y observaban con asombro la escena, tuvo la debilidad de insistir. Pero, hija, no seas así. Estos señores están aguardando, y por subir cuatro escalones no te vas á morir.
Palabra del Dia
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